La discusión por el Presupuesto 2023 deja ver las inconsistencias económicas que todavía prevalecen en Juntos por el Cambio.
Hace algún tiempo, Patricia Bullrich había prometido que el 2022 sería el año de discutir (y presentar) el programa económico de un futuro gobierno de Juntos por el Cambio, mientras que el 2023 sería el año de la dicusión de las candidaturas.
Aquella receta parece lejos de cumplirse. Sí es cierto que los equipos técnicos de la UCR, PRO y Coalición Cívica vienen teniendo reuniones periódicas pero evidentemente no hay una “bajada de línea” muy explícita hacia los integrantes de cada uno de los espacios. Los chisporroteos son permanentes. Dos explicaciones: o los equipos técnicos no están llegando a acuerdos básicos, o estos acuerdos no son comunicados a las bases partidarias.
El feroz cruce entre la Coalición Cívica y la UCR por el régimen de promoción fiscal de Tierra del Fuego es un claro ejemplo. Los lilitos quieren su completa eliminación. Entienden que ese sistema alimenta artificialmente a empresarios y encarece el precio de los celulares que se ensamblan. La junta central de la UCR sorprendió con un fuerte comunicado contra el proyecto: acusaron a la Coalición Cívica de ir contra el federalismo. El PRO quedó en una posición incómoda e insólita: sus dos diputados por Tierra del Fuego se plegaron al discurso de los radicales a pesar de que Patricia Bullrich (titular del partido) clama por doquier la necesidad de bajar impuestos y gastos.
No es un cruce menor. A falta de un año para las elecciones presidenciales, Juntos por el Cambio ni siquiera puede ponerse de acuerdo en un tema como el de Tierra del Fuego. Y lo peor es que conviven opiniones muy contrapuestas. No son matices. Los radicales lo defienden a capa y espada, y los lilitos pidieron directamente eliminarlo.
Sobre la cuestión impositiva reinan muchas dudas. Un diputado de Martín Lousteau, Emiliano Yacobiti, logró colar en el Presupuesto 2023 que se pueda deducir de Ganancias el 40% de las cuotas de los colegios. A todas luces parece una rebaja impositiva “pro-ricos” teniendo en cuenta que beneficiaría al primer decil de ingresos. En una época de vacas flacas en lo fiscal, ¿es necesario beneficiar impositivamente a los sectores de mayores ingresos?
Hasta Hernán Lacunza salió a criticar esta propuesta del diputado radical: “Paga Ganancias el 10% de la población con mayores ingresos. 51% de los chicos es pobre”.
Desde el 2015 no sabemos cuál es la visión de Juntos por el Cambio (Cambiemos en aquel momento) sobre Ganancias. Macri había prometido su completa eliminación y no cumplió. Luego, algunos economistas PRO más atinados, reconocieron que esa propuesta de campaña del ex Presidente había sido un error: el Impuesto a las Ganancias (que debería llamarse a los Ingresos) no es distorsivo ni regresivo. En otras palabras: no se entiende el ensañamiento y la obsesión de la política argentina por este impuesto que, bien diseñado, debería ser la base de nuestro sistema impositivo.
La Coalición Cívica puso el dedo en la yaga por el regimen de Tierra del Fuego, Lacunza saltó contra el diputado de Lousteau por Ganancias… Demasiadas diferencias a solo 12 meses de una elección Presidencial.
