Ricardo tiene 52 años, es de Ensenada y los últimos 24 meses fueron demoledores. Una desgracia tras otra.
El Coronavirus hizo estragos y perdió a muchos familiares: primero fue su mamá, luego su cuñada y en el 2021 también su papá. Tras ello, también murió la mamá de su señora.
Por si fuera poco, su nieta nació de seis meses y no pudo acompañar a su hija en todo el proceso por las restricciones que existían a la circulación.
“Tuve que empezar de cero”, asegura en diálogo con LAPLATA1.com Ricardo. Y es que habría otra “frutilla del postre”: lo echaron de su trabajo por una confusión.
“Trabajaba en una empresa como supervisor y cargué mal unas boletas. Fue una confusión, un error, pero no tenía como defenderme. No tenía forma de comprobarlo, y no tuvieron contemplaciones conmigo”, recuerda. Había trabajado muchísimos años en esa firma y ahora debían retomar una búsqueda laboral muy adversa.
“Decidí empezar de cero. Compramos un horno y utensillos, y tratamos de sostenerlos en el día a día haciendo pizzas”, dice. Toda su familia está embarcada en esta movida.
“Hace muchos años yo era delivery en una casa de comidas de Ensenada y un muchacho que laburaba ahí en la cocina me ofreció si quería ayudarlo y aprendí bastante”, recuerda Ricardo. Esa enseñanza fue clave para poder encausar su vida.
Al emprendimiento le pusieron “Okio”. ¿De dónde viene? Era una frase que repetía todo el tiempo su nietita. Creyó que sería un nombre ideal para esta resurrección. Nuevos aires. “Ella es la gestora”, dice Ricardo.
“Es la primera vez que hago algo yo como emprendedor, pero le ponemos la mejor. Yo creo que por algo se dan las cosas”, cierra este luchador ensenadense.
