Alejandra es de La Plata y tiene todavía los brazos cansados. Amasaba como en el siglo XIX: sin máquinas, a puro pulmón.
“Empecé por hobbie, por el tema de los chicos. Me gustaba hacer cositas dulces para los cumpleaños”, cuenta a LAPLATA1.com. Hace todo ella. No le da el cuero aún para tomar empleados. Es una pulpa en su propia cocina.
“Yo trabajo 4 horas, en Limpieza, pero el sueldo no alcanza y no puedo trabajar en otro empleo fijo porque necesito tener el tiempo para llevar a mis hijos a la escuela, irlos a buscar”, subraya.
Fue así que empezó a comercializar las cositas dulces que hacía para su familia. Se la pasó viendo videos. Dice que Youtube fue clave en el proceso: “No hice cursos. Encontrás de todo ahí en internet. El paso a paso para hacer cada cosa. Así me fui perfeccionando. Mejoré un montón desde el principio”.
Las herramientas para cocinar en escala no son baratas: “Amasaba a mano, imaginate el brazo. Primero con la pastalinda y luego con una sobadora manual. Recién este año invertí en una amasadora chiquita y hace algunos días compré una verdadera sobadora. Ahora ahorro mucho tiempo. Es fundamental para los que trabajábamos en el día a día”.
Alejandra cuenta que es bastante insegura. Depende mucho del boca en boca. Su sueño es, en algún momento, tener su propio local. “La sensación siempre es de nervios, como si fuera la primera vez; soy bastante insegura, entonces me exijo mucho para tratar de dar lo mejor”.
“Y obvio: mis hijos siempre son los mejores críticos”, agrega, pero alerta entre risas: “El tema es que de cada pedido hay que hacer un extra para ellos, sobre todo en la pastelería”.
