El aval de Cristina Kirchner a Sergio Massa no es menor. El actual Ministro de Economía dejó en claro que el Estado debe ordenar sus cuentas públicas. Lo que algunos llaman vulgarmente "ajuste".
Más gráfico había sido su número 2, Gabriel Rubinstein, quien en la presentación del Presupuesto 2023 en el Senado criticó a los gobiernos que se salieron del equilibrio fiscal en la última decada. También habló de lo nocivo de la emisión monetaria, generadora de inflación.
Dicho de otro modo: empieza a haber en el Frente de Todos (sea por convicción o resignación) la idea de corregir las cuentas públicas, de que el "excel" cierre. Un giro más "ortodoxo" o a la "derecha" en lo económico.
Pero el giro debe estar bien calibrado. Martín Guzmán, pasado el sofocón más grave de la pandemia (primera ola), había decidido desacelerar el gasto público hacia fines de 2020. Lo hizo cuando el dólar blue volaba hacia los 200 pesos. Gracias a ese discurso de austeridad, la divisa cedió y volvió a los 150 pesos.
Sin embargo, el "ajuste" de Guzmán no pasó todos los filtros dentro del Frente de Todos. El famoso audio de Fernanda Vallejos daba cuenta de una sensación muy extendida: se había pasado de rosca con la austeridad. Cristina Kirchner, en una carta, también habló posteriormente de la subejecución en muchas áreas. Creen que la política conservadora del ex Ministro fue una de las causas de la derrota en el 2021.
Massa trata de hacer un equilibrio complejo en ese derrotero. Así como Guzmán pudo imponerse con su discurso de austeridad cuando el dólar llegaba a los 200, hoy Massa puede apelar a otro fantasma familiar: una inflación consolidada en el 6% y que evidentemente necesita de un orden fiscal y monetario como condición necesaria para reducirse.
Hasta dónde se pueden corregir las cuentas públicas en un año electoral es un desafío que el tigrense tendrá que transitar. Guzmán no pudo.
