La verdadera familia “Toy Story” que deslumbra a los niños en la esquina de 8 y 50 hace más de 20 años: "Damos contención"

Sociedad 15/11/2022 . Hora: 13:11
La verdadera familia “Toy Story” que deslumbra a los niños en la esquina de 8 y 50 hace más de 20 años: ”Damos contención”
Romina Delgado
Por Romina Delgado
Periodista.

En la esquina de 8 y 50, en La Plata, se encuentra una pareja que lleva 30 años de casado, Roxana Rodríguez (48) y Carlos Llanos (47). Actualmente viven en Villa Elvira con sus cuatros hijos y hace más de 20 años que se sientan  con una sillita y una pequeña mesa para ofrecer diversidad de juguetes de niños. No importa si son de esos días soleados con temperaturas que hierven el cemento, o cuando pareciera que el frio es tanto que no te permite conectar dos neuronas, no importa cómo se presente el clima, ellos siempre están. 

“Hace unos años yo estuve con un problema de salud muy grave y debido a la necesidad que nos agobiaba en ese momento, salieron a trabajar mis hijos menores, la mayor tenía en ese tiempo 13 años y el más chiquito casi 11, querían ayudarnos de alguna manera. Después pasé por muchos tratamientos y pude recuperarme. Y cuando quise encarar un espacio para poder salir adelante, comencé a ver el movimiento de la calle, de cómo era todo y me animé a quedarme acá en la puerta de Mc Donald`s hace más de 20 años con mi marido”, comenzó relatando Roxana.

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Los juguetes son su especialidad y como todo, se actualiza. Al respecto expresó: “Siempre estuvimos en esta esquina y con el mismo rubro, así que vendo juguetes hace un montón. Siempre traemos de todo un poco, siempre tratamos de estar con cosas que están de moda, como por ejemplo los “antistress”. Nos vamos innovando cada vez que sale algo nuevo lo traemos y tratamos de ofrecerlo a un precio considerado, que quizás a veces en los negocios y debido al pago de alquiler que tienen que hacer, los tienen que vender un poquito más caro”.

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Tantos años en la vía pública los hizo protagonistas de situaciones que muchas veces se quieren evitar, pero ellos siempre con el corazón en la mano, jamás dieron vuelta la cara a lo que les tocaba afrontar: “La calle nos enseñó a socializarnos mucho con la cotidianidad de todo. Vemos mucho desamparo social para con los niños. Con el trabajo mismo que tenemos, de estar expuestos en la calle nos ha sucedido que tuvimos que llevarnos chicos a nuestra casa para compartirle un plato de comida. Hemos hecho lazos de confraternidad”.

“Situaciones buenas fueron muchas, y siempre relacionadas con los chicos. Compartir un poquito de lo que ganamos acá con ellos es muy lindo, y más allá de eso lo que más nos queda es darles mucho amor. Sentimos mucha falta de empatía con los chicos por eso se lo damos nosotros”, comentó y agregó: “Y los malos momentos por suerte fueron pocos. Como es, cuando nos quieren sacar la mercadería, perdimos muchas veces por control urbano. Pero entendemos que es el riesgo que tenemos por estar en la calle y que es su trabajo”.  

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Ante la consulta de porqué, hasta el momento no se puso un local para mayor comodidad expuso: “No me puse un local en la calle en todos estos años porque el estar en la calle tampoco me pude dar mucho como para alquilar un espacio solo para mí. Vendo para sobrevivir, por así decirlo. Vivo tranquila y la lucho todos los días como todos”.

“Los dos años de pandemia fueron increíbles, en el sentido que nos fuimos reinventando todo el tiempo. En casa hacíamos pan casero para vender, y entre todo lo malo, la pasamos bien porque estuvimos unidos con la familia”, mencionó en cuanto a uno de los momentos más relevantes, en el último tiempo,  por los que tuvo que pasar la humanidad. 

Aunque un poco más tímido, Carlos decidió darle vos a tantos años vividos juntos a su compañera de vida: “Para mí estar en pareja y compartir esto de estar en la calle tantos años con la misma persona significa todo. Tener una compañera al lado es más que importante, porque es un apoyo emocional. A veces nos reanimamos entre los dos, estamos muy acostumbrados a trabajar juntos. Ya se nos hizo un hábito. Estamos muy contentos”. Además confesó: “Creo que vamos a seguir acá trabajando. Es un espacio que nos gusta y sociabilizamos mucho con la gente. Compartimos con los chicos de la calle. Es algo que a mí me encanta porque es una forma de ayudarnos entre nosotros, nos sentimos reconfortantes las veces que nos tocó llevar y alimentar a un nene en casa. Siempre dimos mucha contención”.

En ese momento Roxana quiso cerrar con una frase que le iluminó el rostro y que le terminó de dar sentido a su buen humor de siempre y la predisponían y cariño con el que atienen a todos los niños que se les acercan: “Mi objetivo ya lo cumplí porque mis hijos actualmente están estudiando y tienen trabajos, locales propios. Son muy buenos en el rubro de la barbería, peluquería y por suerte les está yendo muy bien. Logramos con nuestro esfuerzo que ellos no pasen por lo que pasamos nosotros”. 

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