Belén y Natalia son dos jóvenes verdaderamente salvadoras. Se vuelven indispensables para cualquier ingresante o estudiante que esté atravesando sus primeros tiempos en la Facultad de Medicina de la UNLP.
La primera de ellas nació en La Plata. Fue al colegio Mater Dei y siempre destacó por sus notas: 9.70 fue su promedio final en la Secundaria. Y en la Facultad de Medicina, por ahora, sigue el mismo camino: 8.50. Nunca desaprobó un examen.
“Soy muy cabezona y autoexigente”, indica a LAPLATA1.com Belén. En el 2002 empezó a estudiar pero la carrera se hizo algo sinuosa por problemas de salud propios y de sus padres. Hoy está avanzando tanto en Medicina como en Nutrición. Su amiga, que es de Domselaar, está a punto de finalizar las dos carreras.
¿Por qué salvadoras? Dan clases personalizadas a chicos y chicas de los primeros años de las carreras de Salud.
“Nosotras fuimos al ingreso eliminatorio. Lo que rescatamos es la base que nos dio para enfrentar las materias de primer año. No estamos a favor de ese examen, pero falta algo nivelatorio. Los profes de primer año creen que ya todos los chicos tienen los conceptos básicos, y la realidad es que arrastran los problemas del Secundario y se les hace muy cuesta arriba”, explica.
El nombre de este dúo docente es muy particular para quienes no conocen de tecnicismos médicos: “Sitio Alostérico”.
La alostería o alosterismo es un modo de regulación de las enzimas por el que la unión de una molécula en una ubicación (sitio alostérico) modifica las condiciones de unión de otra molécula, en otra ubicación (sitio catalítico) de la enzima, distante de la primera.
Algo de eso tienen las clases de estas dos jóvenes. “Buscamos que haya un equilibrio dinámico entre las clases en la facultad y el proceso de aprendizaje durante el transcurso de la materia o la carrera. Que los chicos no se tapen de dudas que no se animan a preguntan, que no arrastren conceptos importantes equivocados”.
“Notamos que fue dura la pandemia. Ya la transición de la escuela a la Facu es difícil, pero no ir a la Facultad, no tener el feedback con el profesor, no poder despejar dudas administrativas, no poder formar grupos de estudios con otros chicos, son cosas importantes”, reflexiona Belén.
Tal fue el éxito de este dúo que llegaron a dar clases virtuales a chicos que estaban en Latinoamérica y Europa.
“Dar clases es un lugar de satisfacción; es muy gratificante cómo los chicos progresan y no se quedan estancados”, completa.
