Martin Fuertes, es empleado municipal y vive con su hijo Benjamín en el barrio de Altos de San Lorenzo. Su historia no es una más, sino que al terminar de leerla merece que se te genere un cosquilleo en el corazón. De esos que iluminan, alegran.
“Había sido abandonado en un tacho de basura, de ahí su nombre, `Tacho`. Más de un veterinario me aconsejó sacrificarlo. Tenía varias enfermedades, entre ellas algo así como gusanos en el corazón, pero no nos rendimos”, comenzó contando sobre la historia de la adopción de su mascota.
Y continuó: “Se lastimaba mucho la cola porque había perdido la sensibilidad, había momentos que llegaba al departamento y estaba manchado de sangre, porque se la mordía y lastimaba por completo. En fin, así por varios meses de cuidados de la familia, veterinarios y amigos pudimos sacarlo adelante”.
Con respecto a la creación de su cuenta en las redes, en donde cuenta con más de 13.000 seguidores dijo: “El Instagram fue en un principio con la idea de mostrar el día a día de Tacho, cómo evolucionaba, y como vivía con su nueva familia. Luego comenzó a tener un alcance a un nivel que no imaginábamos. Empezamos a recibir seguidores de todas partes del mundo, Venezuela, Colombia, España, etc”.
Además agregó: “También comenzamos a recibir ofertas `canje` por publicidad a cambio de algún regalo, contratos por el uso de la imagen, seguros de vida, estadías en playas para perros, obra social, lo que se te ocurra. Rechazamos las propuestas porque ese no era el objetivo”.
Pero manifestó una situación que le tocó vivir: “Un día decidí publicar que nos habríamos a las propuestas pero a cambio de que el interesado donará a un refugio o a alguien que necesitará, pero nadie accedió”.
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“Mi conclusión fue que es más fácil regalarle un collar a Tacho que 10 bolsas de alimento a un refugio. Así que decidí enfocarme en la vida de él, en la difusión de animales perdidos, adopciones y donar las veces que pueda”.
Tanto amor, también lo llevó a hacerle una bandera propia: “La hicimos en honor a él y al fantástico 9/12/18. Sabíamos que después de todo lo que vivimos juntos en casa, Tacho tenía que tener su lugar en el templo sagrado del Monumental”.
“Una vez en una verdulería me dijeron,`¿Sos el papá de tacho?’. Una señora me preguntó porque me reconoció, porque la nieta le mostraba las fotos de Tacho en las redes”, comentó a modo de anécdota.
Por último, recalcó lo que espera a futuro: “El sueño de mi vida es que mi hijo sea feliz, que tenga una vida plena siempre por el camino del respeto y la empatía. Con Tacho soñamos que algún día deje de haber mascotas perdidas, abandonadas, que se modifiquen las leyes con respecto al maltrato animal o por lo menos que hagan cumplir las vigentes”.
“Ahora formé pareja y tiene una `mamá` humana, Gabriela, con dos nuevos abuelos, José y Diana, con quién se sintió cómodo desde el primer día. Es un ejemplo de superación, de esperanza y el reflejo de las ganas de vivir, es querido por todo el que lo conoce. Es un ser que contagia las ganas de vivir”, cerró.
