Camila es de Berisso pero causó una verdadera revolución que llegó también a La Plata.
Todo empezó en el marco de la pandemia. “Fuimos a buscar un lugar para construir vínculos nuevos y empezar a salir. Encontramos un grupo de contención. Muchas sufren depresión y ansiedad que durante la pandemia se acrecentó obviamente por el encierro”, reveló la joven a LAPLATA1.com.
Se trata de un grupo de amigas “desde cero”. Ninguna se conocía entre sí y fueron creciendo sin parar.
“El grupo está integrado por aproximadamente 40 personas actualmente, siempre en búsqueda de personas que se quieran sumar si tienen entre 20 y 30 años, ya que está inclinado a la juventud”, señala.
Primero se denominaron “Amichas” y luego, con una pandemia que ya cedía, pasaron a llamarse “AQUELARRE”. “Fue ya con otro contexto que nos rearmamos”, recuerda Camila.
“Nos empezamos a reencontrar y todo cambió, incluso el rumbo del grupo. Pasó de ser un refugio donde acudían cuando no había nada a ser el espacio donde acudían para tener salidas seguras, para encontrarse con otras chicas de su edad y compartir la vida”, agrega,
Y explica: “El grupo consta de chicas que trabajan todo el día, que tienen sueños, frustraciones, charlamos de lo que nos deprime, lo que nos da ansiedad. Luego de la pandemia llegó la pandemia de la ansiedad, la depresión, los ataques de pánico. Por eso tenemos este grupo: para cuidarnos entre nosotras”, dice Camila, que se define como feminista.
“Creo que de eso se trata el feminismo, armar redes entre mujeres. También tratamos de promocionar los emprendimientos, el trabajo de cada una, ya que hay muchos rubros, entre ellos maquilladoras, mozas, peinadoras, animadoras de fiestas infantiles, profesoras de arte, arquitectas, comunicadoras, cuidadoras, empleadas de comercio, de todo”, sostiene la joven de Berisso.
La pasan genial: “Nuestros encuentros constan de cenas, karaoke con canciones clásicas, gritos y no tan buena afinación pero sí muchas risas”.
Ahora están a full con la Selección y mantienen la cábala: se reúnen siempre en el mismo lugar.
“El grupo pasó de ser un grupo meramente social a convertirse en una real contención en todos los aspectos. Eso es una gran evolución y se acerca a lo que yo soñaba: un lugar donde estén seguras y puedan difundir lo que hacen y que mí contención y la de las demás funcione como un puente hacia la evolución personal”, cierra Camila.
