Motochorros, polichorros, bandas especializadas en entraderas y en escruches, ladrones callejeros de negocios, de peatones y de rodados, pirañas y estafadores que empleanhasta el cansancio el viejo artilugio del cuento del tío.
Esas son las modalidades que más se repiten desde hace varios años. Algunas implican más violencia que otras, pero al final, todas terminan causando serios perjuicios a las víctimas.
Cada jornada, al menos un vecino de algún sector de la Región termina sucumbiendo ante los funestos y ruinosos planes de estos delincuentes, que demuestran ser capaces de cualquier cosa con tal de cumplir con su cometido. A toda esta “fauna delincuencia”, que hasta el momento se mantiene indomable, parece estar sumándose un nuevo motivo de preocupación.
Se trata de bandas que tendrían su base operativa en la ciudad de Buenos Aires, con mano de obra foranea y que estarían eligiendo La Plata como un lugar en donde llevar adelante sus fechorías. Sobre todo por las facilidades que encontrarían a la hora de ingresar y salir del distrito, tras concretar un golpe.
Si bien desde hace años, según estadísticas de la Policía, la Ciudad viene sufriendo los embates de ladrones provenientes de localidades del Conurbano, en base a los primeros indicios, hay una diferencia sustancial con las bandas antes mencionadas en lo que respecta al origen y la edad de los implicados, la cantidad de involucrados y la logística y planificación que se aplican en los atracos.