Esta semana se inició el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años que recibió la golpiza de ocho rugbiers a la salida del boliche Le Brique, en Villa Gesell, en enero de 2020. En la quinta audiencia, un testigo contó que escuchó a uno de los rugbiers tras la brutal paliza.
“‘Pará, espéranos’, le decían. Ellos no me vieron pero yo a ellos sí. Y los escuché: se venían riendo y festejando. Estaban contentos. ‘Le rompí toda la jeta’, dijo uno”, contó Andrea Ranno (55), la recepcionista del hotel “Inti Huasi”, donde se alojaban los asesinos de Fernando Báez Sosa.
La mujer contó que en ese momento vio a un grupo que aparentemente estaban borrachos, que querían romper el vidrio de un supermercado, “algo que pasa habitualmente en enero en Gesell”, aclaró. “Volví a trabajar y a los segundos escuché pasos muy fuertes, llamativamente fuertes, en la arena. Me volví a asomar y vi un chico que venía casi trotando”, recordó.
Luego avistó al resto de los rugbiers. “De atrás lo seguían como ocho y diez chicos. Lo primero que pensé fue que los de atrás eran una patota que perseguían a los de adelante para dársela”, comentó. “Identifiqué las zapatillas y en el juicio cuando me mostraron los videos dije `Sí, es él´, por el corte de pelo, la camisa oscura con el pecho al aire”, dijo sobre Máximo Thomsen.
