Uno de los grandes conflictos de la pretemporada, sin dudas, gira en torno a Ramón Sosa. El paraguayo, siguiendo los malos consejos que le brindó su representante, Daniel Campos, estuvo ausente durante tres días sin previo aviso y recién hoy se hizo presente en Abasto, en donde claramente fue creciendo el malestar por su actitud. ¿Podrá recomponerse la relación o ya es irreversible? ¿Será sancionado? Todas las respuestas, en esta nota de LAPLATA1.com
Luego de tres faltazos consecutivos, Sosa reapareció en Estancia Chica. Vale recordar que el atacante, asesorado erróneamente por su agente, había optado por ese accionar alegando falta de pago por parte de Gimnasia, y además, buscando también tensar la relación entre las partes y forzar una salida en este mercado de pases. ¿Qué reclama? Una serie de pagos pactados oportunamente que, según marcan desde el "Lobo", no corresponden a lo establecido en el contrato registrado oficialmente.
Es decir, de acuerdo a los parámetros de AFA, el "Tripero" está al día con el jugador, y por tanto, éste no tiene motivos para llevar adelante una medida de protesta. Lo que reclaman desde el entorno del paraguayo son una serie de montos, correspondientes a pagos fijados para cuentas en el exterior, comisiones por operaciones y lógicamente las transferencias nunca saldadas con Olimpia y sobre todo Tembetary, considerando que el club formador de Sosa es gerenciado por el representante del futbolista.
Esta postura que asumió el "Guaraní", sumada a su injustificada incorporación tardía a la pretemporada, no ha hecho más que tensar la relación de Sosa con el club. De hecho, el jugador ni siquiera le notificó su decisión al cuerpo técnico, el cual deberá decidir si lo tiene en cuenta en caso de seguir o si lo sanciona. La intención del paraguayo es clara: ser transferido. Pero para ello, Talleres deberá acercarse a lo que pretende el "Lobo": la suma de 2 millones y medio de dólares por el 50% del pase. Lo último que ofertó la "T" fue cerca de 2 y por ahora están lejos.
