Lo que era una noche de fútbol con amigos en La Plata se convirtió en una pesadilla para Tomás.
Todo arrancó en la canchita de Almagro, de 80 y 122. Fue a jugar con amigos pero un choque lo dejó muy mal trecho: se le inflamó un testículo y decidió acudir al Hospital Gutiérrez.
“Me vieron y me trasladaron con una cirujana y un cirujano; en ese momento me hicieron ecografía y me dieron la noticia de que me tenía que quedar internado hasta las 6 horas. En ese momento era más o menos la 1 de la madrugada”, señala a LAPLATA1.com el joven.
“Yo accedí para mejorar mi salud. En ese momento entra un enfermero por el suero y se van los cirujanos. Quedamos yo y él solos. Me saqué el buzo y las pertenencias del bolsillo. Volví a agarrar mi celu y la billetera quedó en la camilla. Me acuesto para descansar y esperar al urólogo. Cuando quise pedir algo en el buffet, me di cuenta que no estaba”, relata.
Y siguió: “Le grito a los enfermeros y nadie me dio bola. Y es raro porque tienen que estar pendiente a ver cómo evolucionaba. Se me acabó el suero y no me lo cambiaron; volví a gritar y nadie vino. Enojado por esa falta de atención y frustrado por el robo de la billetera, me saqué el suero y me retiré. Nadie impidió mi salida”.
Perdió la billetera, el celular, los documentos. “No me importa la plata, pero quiero recuperar los documentos”, señala. Y habla de que actuó una “rata astuta”.
Sus amigos ahora le dicen: “Fuiste por el dolor de un huevo y con lo que te pasó, te dejaron doliendo los dos”. Tomás se ríe. No le queda otra pero aún confía en recuperar lo perdido.