Muchas veces, a quienes son protagonistas dentro de un determinado ámbito y poseen un apellido de peso, se les suele anteponer el vínculo familiar que existe entre éstos y sus parientes famosos. Es decir, figuras tales como "hijo de" o "padre de", se pueden leer en estos casos. De todos modos, el antecedente marca que quien forma parte de esta historia supo escribir grandes páginas en el fútbol formativo de La Plata, previamente a que su familiar trascendiera notoriamente en el mundo de la pelota. Ahora, por motivos que él explicó, se radicó lejos de la ciudad y buscará reinventarse.
"Por diversas circunstancias que me pasaron, fue muy duro el año. Distintos temas personales que me afectaron mucho, y en donde tengo incluidos familiares, amigos, inversiones. Después uno dice para qué, si se dedica al fútbol... Y yo había venido en julio y agosto, y de ahí me enamoré de la ciudad. Adelanté un proyecto que tenía, porque la idea ya estaba", contó el protagonista en cuestión, sobre su nueva vida en Huanguelén, un pueblo de 6 mil habitantes perteneciente al partido de Coronel Suárez, pero también limítrofe de los distritos vecinos de Daireaux, Lamadrid y Guaminí.
Ese particular y tranquilo destino eligió Omar Rulli para iniciar una nueva vida, después de los problemas que mencionó pero no detalló. El histórico formador de futbolistas, que trabajó en distintos clubes y durante muchos años en Estudiantes, por tales motivos anticipó entonces un plan que tenía pensado para más adelante. "Cuando Gerónimo se va a Europa yo dejo de dirigir en Estudiantes y me voy con él. Mi idea era cuando cumpliera 60 años, en 2024, irme a Río Negro o Neuquén con un algún proyecto deportivo a algún club de la zona. Por eso ahora adelanté el proyecto en algún punto, la intención ya estaba", explicó al respecto sobre su desembarco en esta región.
Durante los 28 años que perteneció a Estudiantes, Rulli formó a un sinfín de futbolistas, fundamentalmente los que eran oriundos de La Plata, dado que trabajó mayormente en infantiles y allí no era tan frecuente como hoy que llegasen chicos de distintos puntos de la provincia o el país. De aquella primera camada que pasó por sus manos, la 80 de Luciano Galleti, Nicolás Tauber y Juan Fernández (Ernesto Farías llegó después desde Trenque Lauquen), a una de las últimas que fue la 2000 de Matías Pellegrini y que ya contaba con un prometedor Benjamín Rollheiser, captada justamente de un torneo en Coronel Suárez.
