Martina tiene 22 años, nació en Santa Cruz, pasó por Salliqueló y hoy vive en La Plata.
En las últimas horas, un impresionante retrato del músico Pity Álvarez revolucionó las redes sociales.
LAPLATA1.com dialogó con Martina. Encierra una historia con momentos de tristeza pero también de optimismo gracias al arte.
“Siempre pinté desde muy chica y a los 5 años mi mamá me envió a clases de dibujo con Mónica Ramírez. Estudié con ella hasta los 17 años, año que me recibí como profesora de Artes Plásticas. Todo lo que sé hoy es gracias a ella”, recuerda.
“En el año 2018 me vine a estudiar a la ciudad de La Plata y a vivir con mi hermana mayor. Mi primer año fue medio difícil porque no sabía qué camino seguir, si dedicarme a la pintura o no, así que decidí tomarme un año para pensar que quería hacer hasta que decidí en el 2019 anotarme en Arquitectura y hoy sigo estudiando”, agrega.
“Estudiar dibujo y pintura siempre fue mi cable a tierra y lo sigue siendo hasta el día de hoy. De chica siempre me costó mucho decir lo que me pasa y me sigue costando, y creo que con la pintura encontré esa forma de expresar lo que no puedo decir”, reflexiona Martina.
El cuadro de Pity data de esos primeros tiempos. Hoy ya no se dedica tanto a los retratos, sino que se apasionó por el mar.
“Hoy en día canalizo lo que me pasa por ese lado y creo que la pintura me ayudó a sanar y a reencontrarme conmigo en muchos aspectos y momentos de mi vida. De más chica me frustraba no 'encontrarme' en la pintura, es decir, tener un único estilo o estilo propio. Y hoy pienso que puedo hacer todo”, señala.
La pandemia fue un momento muy duro para ella: “Estaba sola con mi hermana. Ella salía a trabajar y yo me quedaba sola en casa. Mis amigos no estaban, no podía viajar para ver a mi familia, y fueron momentos en los que me encontré sola con mi cabeza entre cuatro paredes y la pasé muy mal. Arranqué terapia, súper necesario, y el mar representó el renacer de todo lo malo que me estaba pasando en ese momento”.
En ese sentido, considera que por el encierro “me encontré con problemas internos sin resolver, ansiedad, momentos donde me sentía muy triste y fue por eso que también decidí arrancar terapia”.
¿Y qué le parece La Plata? “Venirme a vivir a La Plata fue algo que siempre quise, más que nada para estar cerca de mis hermanas. Somos muy compañeras, siempre nos apoyamos entre las tres, así que el cambio de vivir en un pueblo a vivir a una ciudad no me fue difícil porque las tenía a ellas”.
De todas formas, no piensa quedarse a vivir para siempre en la ciudad de las diagonales. Su hermana mayor se fue al exterior y ya le pica el bichito: “Me gustaría irme en algún momento”.
