Jean Yves Beaucamp es un joven de Quilmes que hizo historia en La Plata. Nunca falló. Se recibió de Físico con un promedio final de 10. Un animal.
En diálogo con LAPLATA1.com, el joven récord cuenta su particular vida. ¿Cómo hizo para no fallar nunca?
Primero, como no puede ser de otra forma, aclara su descendencia. Tienen un nombre y apellido que ya impone respeto.
“Tengo mucha mezcla de ascendencia europea. Por el lado de mi mamá es ascendencia italiana y española, pero por parte de mi papá es ascendencia rumana y francesa. Mi mamá estudió además el profesorado de francés, entonces con el apellido que tengo, todas las opciones de nombre fueron por ese lado”, explica.
Su nombre le gusta y hasta, confiesa, le resultó útil: “Siempre me ayudó porque nunca tuve otra persona con ese nombre. Y en mi familia se trató de preservar la cultura, las tradiciones, las comidas. Siempre eso estuvo muy presente”.
Su secundaria no fue sencilla. Jean iba muy rápido. Eso generaba un cortocircuito con algunos de sus compañeros.
“Desde que yo era muy chico siempre fui muy curioso. La palabra en realidad es ‘desesperado’. Desesperado por entender cómo las cosas funcionaban. Cuando un aparato se rompía, terminaba en mi mano con pinzas y destornillador. Por suerte tuve la suerte de que mis papás me acompañaban, me regalaban libros, pasaban mucho tiempo conmigo. Estaba muy estimulado”, recuerda.
Inicialmente pensaba ser Ingeniero, pero poco a poco fue descubriendo que el mundo de la Física era más “profundo”. Para 4to año de la Secundaria, su ansiedad se había vuelto inmanejable. Sentía que tenía que adelantar los contenidos de matemática. Y así lo hizo con un profesor particular. Con esa base se metió en cursos de programación y electrónica. Llegó hasta el MIT. Veía los videos de las clases y resolvía complejos ejercicios.
“A muchos compañeros les resultaba difícil aceptar que tuviera intereses distintos a los de ellos. Fue bastante duro. Hubo muchos momentos que no fueron para nada buenos”, reconoce. Finalmente en 6to año debió cambiarse de curso. Hoy se arrepiente de no haberlo hecho antes: se sintió más cómodo, con “excelentes personas”.
Cuando llegó a la Facultad, Jean ya tenía muchos temas cocinados. Dice que el primer año fue “ameno”. Casi todo ya lo había visto. Insisto: se codeaba con el contenido del MIT desde que tenía 16 años.
“La carrera te brinda herramientas para describir sistema extremadamente complejos. Hay muchos problemas que no se pueden resolver de manera exacta, entonces el desafío es como aproximarlo de la mejor forma. Hay que estar mucho tiempo sentado con un lápiz y papel. Así se me pasaron los 5 años de la carrera”, describe. Hoy está haciendo el Doctorado y trabaja en el “Experimento Atlas” junto a jóvenes de todo el mundo.
“Por la Facultad me perdí cumpleaños, fiestas. Pero era algo que me apasionaba. Si tenés pasión, podés sortear las trabas y los ejercicios difíciles de resolver”, completa este gigante quilmeño.
