Sorprendido por lo que vio un reconocido periodista platense en un kiosco de diarios y revistas

Se trata de Hipólito “Pico” Sanzone, quien a través de una publicación en Facebook, captó la atención de sus seguidores con un relato al que tituló “Fiesta”
Sociedad 19/04/2023 . Hora: 18:42

El histórico periodista del diario El Día y director del portal de noticias Diario Full, se acercó a un puesto de diarios y revistas del centro y quedó atónito al ver lo que había en el mostrador.

A través de una publicación de Facebook, relató sus sensaciónes...

"Fiesta...

Hoy me detuve frente a un puesto de diarios y revistas. Uno del centro, de los que en mi época de canillita llamábamos de "los grandes". Yo ya sabía que la modernidad había hecho estragos y lo que alguna vez había sido un próspero comercio, con el que muchos y muchas sostuvieron familias, plasmaron sueños y los prolongaron por generaciones, ya no lo era. Yo ya sabía que las personas hace mucho tiempo que han dejado de leer lo que leían cuando yo era canillita. Lo sabía, la realidad no me agarró de sopetón. Pero por esas cosas nunca me había detenido a verla tan de cerca como hoy. Nunca me había pegado en la cara la impresión de ver tan de cerca esa horrorosa transformación que produjeron la internet y quién sabe que otros culpables.

Fue muy fuerte ver que muñequitos, tacitas, libritos para pintar, llaveros, calcomanías de supuestos superhéroes de la China y el Asia Meriodional y una extensa gama de chirimbolos ajenos a la lectura, ocupan ahora el lugar de El Gráfico, la Goles, la Gente, la 7 Días, La Semana, la Semanario, la Confirmado, la Vosotras, la Para Ti, la Bricolage, la El Arte de Tejer, la Esto, la Dartagnan, la Fantasía, la Patoruzito, la Killing. Fue duro y triste ver que ya no asoman entre los escalones de esos escaparates las miradas duras de Nippur de Lagash, ni el sueño inmortal de Gilghamesh. Por más muñequitos lindos y modernos que sean, nunca pegarán un ahijuna canejo como el Indio noble y bruto de Patoruzú ni bailarán entre mujeres hermosas en la pista de Mau Mau como el atorrante del sobrino del coronel Cañones. Me dio una enorme tristeza. Me acordé de la fiesta que era cuando la gente leía. Cuando compraba revistas y se calentaba feo cuando te pedía que se la reserves y por ahí, por error, o a propósito, se la vendías a otra persona. Hace siglos que no voy por la Cooperativa de ahí de la calle 43, no sé como será ahora. Pero me acuerdo lo que eran las madrugadas de desembarco de las revistas que se vendían como pan caliente. Yo trabajaba en un puesto chico, de barrio, y no podía pretender el mismo tratamiento que se le daba a los grandes. Eran las reglas de juego que a veces se podían romper gracias a la buena voluntad de algunos. Recuerdo a Quiroga, uno que era medio capo ahí en Expedición. El tipo sabía lo que era poder llevarse un Gráfico, una Gente, una Para Ti, una Vosotras de más para poder vender en el puesto. Y entonces deslizaba uno o dos ejemplares de más en el paquete que te correspondía. Era una fiesta como la gente leía revistas. Y ni hablar de los diarios. Pilas enormes, llenas de suplementos que había que intercalar. Hoy me dio pena ver una pilita agonizante de diarios El Dia y algún que otro de Buenos Aires. 

Puta madre, aquello era un fiesta y acaso no nos dimos cuenta."