El estreno en la Primera División es el momento más esperado por todos los futbolistas, y cada uno, a su manera, transita ese instante de un modo muy especial. Algunos optarán por gritarlo a los cuatro vientos; otros, en cambio, serán muy discretos y se lo dirán a los más íntimos; y los menos, directamente disfrutarán en silencio, al punto de ni siquiera contárselo a sus seres más cercanos. Este último caso es el de un juvenil de la cantera, que no le avisó a nadie lo que estaba por ocurrir.
"En la semana ya se venía hablando que se podía dar. Yo no llamé a nadie, ni les avisé. Se enteraron directamente cuando me vieron dentro de la cancha. Me decían 'ojalá que juegues' y yo ya sabía. Ni a mis viejos les dije, pero ellos vinieron porque estaban viajando desde que empecé a concentrar", confesó, entre risas, Gastón Benedetti, en diálogo con el programa de radio oficial "Acá Hay Una Escuela". Es que el "Vasquito", pese al desenfado con el que juega, fuera de la cancha por el contrario es de los más tímidos y quedó demostrado.
El oriundo de Larroque, Entre Ríos, vivió ese momento en silencio y con tranquilidad. "No estaba nervioso. En la concentración pensaba en que había llegado la oportunidad y en todo lo que había pasado antes", reveló. Mucho influyó además todo lo que conversó previamente con los distintos referentes del plantel. "Cuando estaba ganándome un lugar, Lollo me ayudó. Me decía que esté preparado, que iba a llegar. José Sosa lo mismo. Y en el primer partido, Andújar con Boselli también, me hablaron que la responsabilidad era de ellos y que yo haga mi trabajo solamente", afirmó.
Por la identidad que ellos transmiten y lo que experimentó desde muy chiquito, apenas llegó a los 10 años desde su provincia natal, el entrerriano siente algo muy especial por el club. "Para mí, Estudiantes es familia. Acá siempre me ayudaron y estuvieron pendientes cuando no jugaba o me pasaba algo. Es lo más grande que hay y de las cosas más importantes que me pasaron en mi vida", contó. De aquel esfuerzo inicial, viajando cada 15 días o 1 mes solamente para jugar el fin de semana, a este momento de ensueño que hoy vive.