Este miércoles se llevó adelante en el edificio Sergio Karakachoff de la Universidad Nacional de La Plata la presentación del libro “Planificar la ciudad en tiempos de desigualdad”, de Luciano Scatolini, actualmente Secretario de Desarrollo Territorial de Nación.
Contó también con la presencia del Vicepresidente del Área Académica de la UNLP, Fernando Tauber; el Presidente del Instituto de Pensamiento para la Justicia Social y concejal, Guillermo Cara; y la Coordinadora de Integración Socio Urbana de la Municipalidad de Berisso, Paula Guala.
El Vicepresidente del Área Académica de la UNLP, Fernando Tauber, destacó como el libro “recupera la política kirchnerista de vivienda, PROCREAR, presupuesto, obra pública”.
Y destacó la tarea de la Universidad como formadores de los profesionales que van a seguir planificando la Ciudad y como deben intervenir en las políticas públicas: “Nuestros enemigos son quienes no quieren un Estado presente y quienes queremos un Estado con planificación, con obras públicas. Debemos unirnos no importa los colores políticos. Ese debe ser nuestro horizonte”.
Cuando tomó la palabra el concejal platense Guillermo Cara también destacó el rol del Estado y cómo planificar una Ciudad: “La Plata es sinónimo de planificación urbana y constituye un verdadero modelo universal de la ciudad que logró existir antes de poner el primer ladrillo, tal como lo demuestran sus planos fundacionales”.
“Resulta imposible referirnos a ella sin pensar en el entramado de instituciones públicas que le dio nacimiento y vida, que forman parte inescindible de su identidad. Recuperar el rol activo del Estado local, adaptar su funcionamiento a los nuevos tiempos y las nuevas demandas de un mundo en permanente transformación, supeditar los intereses de la mayoría por sobre los intereses de los particulares constituyen los principales desafíos que tenemos en la actualidad”, indicó.
“Es importante destacar que para ‘hacer ciudad’ debemos ordenar y dirigir el crecimiento urbano respetando y valorizando a la ciudad ya existente, así como la identidad de sus habitantes. La ciudad vincula a quienes la habitan o transitan, en sus distintas dimensiones temporales: presente, pasado y futuro. Es un sistema cuya transformación nunca se detiene, que se recrea de forma permanente y se va incorporando sobre la trama histórica, uniendo a las generaciones. La definición del tipo de ciudad que queremos no puede estar divorciada de la que pregunta por qué tipo de lazos sociales, de relaciones con la naturaleza, de estilos de vida, de tecnologías y de valores estéticos deseamos”, enfatizó Cara.
A su vez, Paula Guala remarcó la importancia del debate que se abre con esta producción: “El libro destaca cómo el Estado puede influir en la democracia territorial y cómo las decisiones pueden favorecer a las mayorías o minorías. Las ciudades tienen conflictos y disputas de intereses, y es necesario que el Estado incline la balanza para las grandes mayorías. El libro muestra la importancia de la gestión planificada de recursos y la gobernanza múltiple para lograr una equidad real. La estructura del territorio planificada es vital para el desarrollo económico y soberano. Este libro es una herramienta necesaria para entender cómo se puede democratizar el territorio a favor de las mayorías”.
Y por último, uno de los autores del libro, Luciano Scatolini, habló del contexto del desarrollo de este libro y del rol del Estado ante tantas injusticias que nos presenta el mercado: “Es fundamental entender a la vivienda como un derecho humano básico, por lo cual para morigerar el déficit habitacional y lograr un país justo igualitario e inclusivo se necesita de la presencia activa del Estado, a través de políticas públicas focalizadas y comprometidas”.
“En la actualidad existen 2.668 mil millonarios, 573 más que en 2020. Estas personas acumulan una riqueza que oscila en 12.7 billones de dólares y, en conjunto, al 13.9 % del PBI mundial, cuando en el año 2000 representaba el 4.4 %. Los 10 hombres más ricos del mundo poseen más riqueza que el 40 % de las personas en situación de pobreza”, precisó.
Y cerró: “Todo esto se debe romper con la intervención del Estado para que impulse políticas de vivienda más equitativas y accesibles, siempre considerando por supuesto la particularidad de cada país. Por el contrario, el neoliberalismo es pura exclusión. La política justamente es la encargada de modificar la adversa correlación de fuerzas. En ese sentido se recuperan las políticas de hábitat, suelo y vivienda dadas a partir del kirchnerismo”.
