Con el correr de los años y de la inflación, algunas monedas empezaron prácticamente a no ser utilizadas.
De hecho, las monedas de 0,50 y 0,25 ya ni siquiera son de curso legal, pero todavía sí lo son las de 1 peso y 2 pesos. Pero, ¿a quién corno enchufárselas?
No son pocos los platenses que quedaron con una verdadera "tonelada" de monedas. Algunos pueden ser coleccionistas y conservarlas pero otros quieren sacarle algún rédito.
En Facebook florecen nutridos grupos de personas que compran y venden monedas. Por ejemplo, Alberto Coria vende de la siguiente manera: cada 100 pesos de monedas de un peso paga $400; y cada 100 pesos de monedas de 2 pesos paga $300.
Rostros hundidos, errores de tipeo, fallas de impresión: también florecen quienes tratan de encontrar entre sus monedas y billetes elementos que sean extraños y puedan cotizar para los coleccionistas. Pero no es fácil. Hasta se venden billetes con la cara de Carlos Menem. Hay de todo.
Hacia el 2018, cuando dejó de correr el billete de dos pesos, las monedas de 1 y 2 pesos habían adquirido nuevamente un rol protagónico. De hecho escaseaban y algunos kiosqueros se ofrecían a comprar monedas con un plus de “comisión”. Fue un momento donde volvieron los vueltos en forma de caramelos.
Un poco más atrás en el tiempo, hacia el 2008, la falta de monedas golpeaba muy duro a los pasajeros de micros. Aún no existía la tarjeta SUBE y era una odisea juntar permanentemente monedas. Algunos todavía recuerdan la solución parcial y que tuvo su prueba piloto en La Plata: una tarjeta interlineas de color rojo que venía a compensar la falta de monedas.
Hoy las monedas parecen algo del pasado: sobreviven la de 1 y 2 pesos, y también las más recientes de 5 y 10 pesos. Deshacerse de ellas y que no mueran desvalorizadas en un frasco es un gran desafío.
