Patricio no nació en La Plata pero está arrasando en las facultades de la UNLP. Todo gracias al vino y una receta familiar. Es el creador de los vinochos.
También es un verdadero trotamundos. Nació en Quilmes, pero vivió cerca de Chascomús, en Magdalena, Punta Indio y Verónica. Hoy su patria es La Plata.
Inicialmente empezó trabajando en Derecho, Trabajo Social y Artes, pero ahora se amplió y también llega con su mercadería a Agronomía, Periodismo, Humanidades y Odontología.
Hace un año, el joven había recordado lo duro que fue el momento de la pandemia cuando justamente cerraron las facultades: “La pandemia me mató, estaba incluso buscando un socio. Yo laburaba para los estudiantes y con la pandemia me tuve que ir a vivir con mi familia, al campo. Entonces ahí ya no podía trabajar, solo podía estudiar”.
Hoy, ese panorama parece muy lejano. En diálogo con LAPLATA1.com, Patricio señala: “Cada año uno se va poniendo objetivos diferentes. Un cambio fuerte es que antes vivía en una pensión con muchas personas y era muy complicado respetar todas las condiciones de espacio de almacenamiento o de higiene. Yo era muy prudente, pero al mudarme ahora eso es más simple”.
“Si bien yo hace 7 años que estoy con esto, es como que en el último año puse de verdad ‘las manos en la masa’, con el objetivo de crecer como persona y emprendedor. Que pase de una changa, que ya no sea solo para bancar la carrera, sino también la vida. Hoy no me veo trabajando de otra manera”, agrega Patricio.
Y reflexiona: “Me siento como esas pocas personas privilegiadas que disfrutan de lo que hacen. No hay nada que me genere más felicidad que los vinochos”.
Reconoce que igualmente es muy sacrificado. “No tengo auto, es todo a pulmón”, recuerda. “Hay mucha caminata y bicicleta. Te mata la espalda, pero vale la pena. Voy a hacer que esto llegue a lo más alto”, dice con alguna risa.
Y completa: “Ahora estoy pensando en incorporar un horno. La idea es ganar esas cuestiones materiales no para ser todavía industrial, pero sí más profesional”.
