El presente deportivo de Gimnasia, con un equipo plagado de juveniles, atraviesa naturalmente altibajos propios de jugadores que aún se están terminando de adaptar a Primera división. Incluso, entre los más "experimentados", asoman chicos que ya tienen otro recorrido pero que lejos están de ser "veteranos". Sin dudas que no todos los hinchas son contemplativos por ello y en algunos casos, con crueldad, se expresan en redes sociales pensando que del otro lado ese mensaje no tendrá efecto alguno. Sin embargo, un protagonista se refirió a esto y contó cómo sufre con ese tipo de agravios.
No es la primera vez que Guillermo Enrique habla de su estado anímico y de cómo repercuten estas acusaciones en su vida. "Soy un jugador que está a la vista de toda la gente y sufro mucho destrato de algunos hinchas", se confesó el correntino, en una entrevista que le concedió al diario EL DÍA, después del empate en Brasil. "Ven siempre lo malo de un jugador, no lo que sufrió para estar hoy donde está, para llegar a Primera. Muchos dicen que no me da, quizás algún día conocerán la historia que yo tengo. No saben lo que sufrí para ganarme un lugar, por la que vengo peleando, sacrificándome mucho", admitió en ese sentido, en un durísimo descargo que hizo.
El nacido en Goya, quien afirmó que no ve redes sociales pero sufre "porque lo ve la familia y gente que está cerca", llegó a reconocer que "hay gente que llama y manda mensajes al celular". Y está claro que sus palabras no deben pasar por alto e invitan a una reflexión profunda, pues los futbolistas antes de ser profesionales son personas y la salud mental no es un tema que deba desatenderse. Fundamentalmente, porque fue el propio Enrique quien en más de una ocasión se refirió a esta cuestión, cuando quedó señalado en distintos momentos por errores puntuales.
Por ejemplo, cuando cometió un penal en el Monumental ante River, en marzo de 2022, reveló: "Es duro para un chico. El club me banca desde hace seis años y espera mucho de mí y hacer esto me complica un poco el futuro a mí”. Y tras fallar frente al mismo rival y en idéntico escenario en abril de este año, sorprendió al declarar: "mi equivocación le costó caro al equipo. Uno se arrepiente y después trata de compensar. Siempre se trata de corregir, ojalá me toque, y si no, le voy a desear lo mejor al que sea. No soy mala leche ni malo".