En el 2011, Cristina Kirchner arrasaba en las elecciones. Cosechaba un 54%. En segundo lugar se ubicaba Hermes Binner, del Partido Socialista, con un 17%, mientras que tercero aparecía Ricardo Alfonsín con el 11%.
Era un clima de época. La economía crecía por segundo año consecutivo a una tasa que orillaba el 8%. Los tres candidatos mencionados, con sus evidentes matices, llevaron a cabo una campaña con ideas de centro-izquierda en lo económico. Más de un 80% de la población elegía candidatos que no proponían idea liberales, más bien todo lo contrario.
12 años después, los principales postulantes no negocian la importancia de la corrección fiscal. La noción de ajustar el gasto público y evitar desequilibrios macroeconómicos está presente, en mayor o menor medida, tanto en Sergio Massa, como en Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Javier Milei. En el caso de estos dos últimos de manera más visible.
Habrá que ver hasta qué punto hay un vuelco en el régimen económico a partir del 2024, pero es evidente que existe un desgaste de la concepción más regulacionista de la economía.
También este vuelco hacia postulaciones de centro y centro-derecha obedece al fracaso del intento gradualista por estabilizar las variables de la macro.
El tándem Prat Gay-Dujovne fracasó en la concepción de que el gasto público se iba a reducir por el simple efecto de un crecimiento económico sostenido que solo duró 16 meses y se rompió.
Con otras herramientas y matices, Martín Guzmán representó algo similar y naufragó a mediados del 2022 cuando la inflación ya era del 5% y el blue amenazaba con dispararse en cualquier momento.
Sergio Massa tuvo la oportunidad de hacer un quiebre más pronunciado cuando arribó al Ministerio de Economía pero creyó que con su mochila política podía alcanzar. No hubo salida del cepo ni medidas disruptivas en lo fiscal y monetario. Inició bien pero la sequía trastocó los planes. La inflación, que al cierre del 2023 daba señales de converger a un 4%, finalmente terminó escalando hacia un 7-8%. ¿Iría más a fondo en caso de ser el próximo Presidente?
En todo caso, la sensación es que a partir de 2024 la economía puede entrar en un terreno donde, sea quien sea el Presidente, no se podrán postergar muchas correcciones pendientes.
