Sergio es de La Plata y lleva mucho tiempo sin ver a sus hijos. Recientemente logró el sobreseimiento de una causa de abuso contra sus propios chicos, uno de ellos con autismo.
La causa, impulsada por su ex pareja, había implicado el impedimento de contacto e incluso hasta escraches contra su vivienda de Gonnet, donde tuvo que intervenir la policía.
Pero poco a poco la situación se fue revirtiendo. Un elemento fue determinante: su hija, que inicialmente lo había denunciado, reconoció que había sido presionada e instigada por su madre y su actual pareja. La obligaban a estudiar lo que debía decir y se enojaban con ella cuando se “equivocaba” en el relato.
Antes de esta revelación, la perito psicológica ya había detectado situaciones extrañas: “La menor relata algunas situaciones donde habría padecido abuso sexual por parte del progenitor, sin surgir angustia, con un discurso verborrágico, frío, repetitivo y poco espontáneo”.
La perito de parte, por su parte, analizaba: “Se observan generalidades de orden conceptual que aluden a la problemática de los casos de abusos, los cuales no se condicen, o no parecen remitir, a hechos de su propia experiencia (…) en su discurso se observan contradicciones e inconsistencias en lo que hace a los tiempos en que ocurrieron los aludidos abusos”.
“Se observan las expresiones de tono vengativo que no parecen ser propias de su edad, ‘a ese tipo lo quiero ver preso’ o ‘lo queremos ver en la cárcel’, entre otras. Abundan, de igual modo, interpretaciones forzadas sobre los hechos o sobre la carga de intencionalidad que les otorga a ciertos acontecimientos, que intenta describir con el estilo ecolálico de la repetición de un texto aprendido”, agregaba la profesional.
Un albañil también había testificado en la causa: “La mujer siempre habla mal de Sergio, es como un ensañamiento contra él, con los años se fue acrecentando y cuando me dijo algo muy feo yo dejé de trabajar para ella (…) me mostró un video de la nena que se notaba que estaba guionado…”
Otra mujer, incluso, aportó que la madre le daba a su hija un texto para que se estudie a la hora de encarar la Cámara Gesell: “Venía la madre con un papel le daba a su hija para que memorice que decir, para decir en Cámara Gesell, tenía que decir textualmente lo que decía la hoja que ella escribió…”, dijo ante la Justicia.
Ante las nuevas evidencias, se resolvió que los dos menores tuvieran una guarda con dos referentes efectivos. No podían vivir ni con su papa, aún impedido de ver a sus pequeños, ni tampoco con su madre, a la que ordenaron un tratamiento psicológico.
Fue en ese momento que la menor “se liberó” y declaró lo siguiente: “Todo el tiempo que estuve con mi mamá, tuve que repetir cosas que ella me decía, me separó de mis amigos, mi familia, el último tiempo estaba aislada de todos, hasta me cambió de escuela y solamente hablaba del tema judicial, todo el tiempo, mi mamá no para. Por favor, ya sufrí bastante con esto, no quiero saber más nada, perdí casi toda mi infancia con procesos judiciales porque no se hablaba de otra cosa. Quiero estar tranquila y vivir en paz, con mis guardadores y hermano…”.
La sentencia que sobreseyó a Sergio fue con dos votos contra uno. A pesar de que la causa está archivada, aún no puede ver a sus hijos. Ni siquiera hoy vive en La Plata.
“Mis hijos hoy están a salvo. La situación es rara. Viven en mi casa desde el 11 de enero, pero como yo no estoy habilitado a la revinculación me tuve que ir de mi casa. Estoy viviendo en un pueblito de San Luis llamado Carpintería”, dice en diálogo con LAPLATA1.com Sergio.
Incluso, reveló que ahora el fiscal de la causa emprendió de oficio el pedido de investigación por el delito de falsa denuncia: “Esto sería algo inédito; que la justicia haya demostrado la falsedad de la denuncia, y que también de oficio se decida investigar a mi ex mujer”.
El final del túnel parece cada vez más cercano para Sergio. Por el momento, a pesar del importante avance judicial, lleva 55 meses sin verlos.
