Es bastante evidente que una brecha superior al 90% entre el dólar oficial y los dólares paralelos no puede sobrevivir mucho más el tiempo. También es evidente que esa brecha es hija del cepo.
Con diferentes matices, la normalización del mercado de cambios es algo en lo que trabajan los espacios políticos más competitivos.
En Juntos por el Cambio aparecen los fantasmas del 2015. Aquella salida del cepo todavía es muy discutida puertas adentro. Insólitamente existen críticas diametralmente opuestas: están quienes dicen que la salida fue problemática por el fogonazo inflacionario que generó (algo que Alfonso Prat Gay negaba en la previa) y otros sostienen que la salida “se quedó corta”. Es decir, que ese dólar a 16 pesos durante el 2016 no logró corregir el fuerte atraso tarifario de la gestión anterior.
Insólitamente, también, ambos argumentos tienen parte de verdad: el fogonazo inflacionario no fue leve como predecía Prat Gay, aunque también es cierto que el dólar “real” del 2016 (el dólar ajustado por la inflación propia y el movimiento de las otras monedas del mundo) no se devaluó demasiado. Recién “corregiría” a los golpes a partir de abril del 2018 con la corrida.
El hecho de que la salida del cepo del 2015 todavía no reúna consenso sobre sus resultados en la tropa de Juntos por el Cambio siembra aún más dudas sobre la salida del actual cepo. En las últimas semanas gana la idea de una salida “a fuego lento”. Ya no le ponen fecha. “Lo antes posible”, es la sinuosa referencia. Patricia Bullrich trata de embarrarse lo menos posible con cuestiones técnicas; Horacio Rodríguez Larreta prefiere hablar de “plan integral” y toma un razonable escape: dice que hablar de fechas, números y posibles valores del dólar es irresponsable.
Evidentemente parece primar en Bullrich la creciente influencia de Carlos Melconian, uno de los economistas con quien más habla. Melconian fue crítico de la salida del 2015, y también propone esquemas intermedios antes de una liberalización total del mercado cambiario. Allí choca con Federico Sturzenegger, quizás la voz más conocida que pide salir del cepo en diciembre de este año, sin más demoras.
En la campaña del 2015, la agenda económica quedó eclipsada sobre el cepo. No se hablaba de tarifas, del déficit fiscal, de la protección a la industria, de las regulaciones en otros mercados. El cepo era el monopolio del debate económico. El riesgo es que, acercándonos a la elección de octubre, suceda algo similar.
En todo caso, el cepo puede ser el capítulo 1 de un largo libro. Como en “Elige tu propia aventura” donde había que optar entre dos escenarios en reiteradas ocasiones. No estaría de más que los candidatos vayan anticipando cómo puede ser el camino ante cada escenario económico si salimos del cepo: no será un camino de rosas.
