Un gran desafío para el gobierno argentino será cumplir con la meta fiscal que finalmente, si el Directorio lo avala, quedará inalterable: el límite es un déficit fiscal de 1,9%. ¿Se podrá cumplir en un contexto electoral donde nadie quiere un ajuste en el gasto público?
Massa confía en que el sector externo le dará las buenas noticias. Por un lado, un dólar agro más tentador que engrose las exportaciones y genere mayor recaudación al fisco, y en paralelo la colocación de un impuesto PAIS para las importaciones, que sirve para un doble fin: frenar cierta salida especulativa de dólares y por supuesto recaudar.
Hay que ver si con eso alcanza o serán necesarios mayores esfuerzos. En las últimas semanas, la mayoría de las medidas no fueron en línea con la austeridad fiscal: nuevo piso de Ganancias, ventajas impositivas para ciertos sectores, créditos ANSES subsidiados, aumento en las Becas Progresar.
El FMI, en su comunicado, “sugiere” profundizar el orden macroeconómico. Pidió avanzar en la segmentación tarifaria, algo que había estado presente en todas las revisiones, pero incorporó un elemento no tan presente en el debate: “Contener el crecimiento de la masa salarial”.
Por supuesto aquí el FMI se refiere a los salarios públicos, cuyo peso en el gasto nacional total oscila en el 12%, de acuerdo al último boletín fiscal de junio (base devengado). Es decir, en los primeros 6 meses del año, de cada 100 pesos que gastó Nación, 12 fueron a pagos de salarios públicos.
No parece un número especialmente alto, aunque sí es cierto que los salarios públicos están creciendo por encima de la inflación de acuerdo a lo informado por el INDEC hasta el mes de mayo. Crecen por arriba de la inflación y por arriba de los salarios del sector privado. El FMI, en su comunicado, tampoco ahonda sobre el tema. Algunos ya le bajan el tono a esa “sugerencia” y entienden que se trata de un “copy-paste” de sus habituales recetas de ajuste en el sector público, y que no hacen una referencia específica al panorama argentino actual.
El otro elemento que “sugirió” el FMI es una mejor focalización de la ayuda social, que traducido en algo más concreto puede significar una mayor depuración de los padrones de los planes sociales. De nuevo: no brindan detalles.
Por último, también existe una referencia a limitar las transferencias que hace el Estado Nacional a las provincias, algo que tampoco parece mover demasiado el amperímetro dado que el peso de este ítem es de solo el 3% del gasto total. Incluso, en lo que va del 2023, las transferencias a provincias crecieron un 55% respecto al mismo periodo del 2022, sensiblemente por debajo de la inflación.
El hecho de que el FMI viva sus propias disputas internas entre “duros” y “blandos” también dificulta el análisis de sus comunicados: hasta qué punto son sugerencias reales a la Argentina o, en realidad, son señales puertas adentro para agradar a los “halcones” del Fondo.
