Roxana hoy vive en San Clemente del Tuyú con sus tres pequeños pero La Plata fue una ciudad emblemática en su vida: fue el lugar donde Caín, uno de sus hijos, le salvó la vida a su hermana Milagros.
Todo empezó en el 2019. Una historia que arranca fea y que tiene un final hermoso. Roxana lo cuenta a LAPLATA1.com.
“Mili empezó con vómitos, nauseas, piel amarilla. Tenía moretones en el cuerpo. La doctora le hizo unos análisis y no dieron bien”, recuerda. En ese momento creían que podía tratarse de un cuadro de Anemia.
Luego hicieron nuevos análisis en General Roca. Mili no mejoraba y tuvieron que hacerle transfusión de sangre y plaquetas porque no tenía defensas: “Le sangraba la nariz. La sangre de ella empezaba a ser agua. Como seguía mal, nos derivaron al Posadas de Buenos Aires. Quedó internada y le hicieron más estudios”.
Finalmente llegaría el diagnóstico: Mili necesita un trasplante de médula. Pero una buena: su hermanito Caín era compatible. En ese momento él tenía 4 años. Mili 6. El trasplante fue en el Hospital de Niños de La Plata. Era el principio del final de una pesadilla.
“Cuando tenían que limpiarle las células muertas, tuvo una reacción alérgica. Se le aceleró mucho el corazón, tenía 180 pulsaciones por minuto. Se portaron increíbles porque no la dejaron sola un minuto. Todos excelentes profesionales. Era una situación grave”, cuenta Roxana.
Tras el trasplante, Mili quedó aislada. Solo la madre podía verla. Fueron días muy largos. Había que esperar a que la médula hiciera “efecto” en el cuerpo de la pequeña. Por suerte, todo salió bien. Hoy los dos se encuentran perfectamente de salud.
“Soy un superhéroe”, decía Caín al momento del trasplante. Y más: creía que era Hulk.
“No entendía mucho, pero sabía que tenían que hacerles exámenes. Entrando al quirófano él pensaba que le iban a sacar una foto acostado, pero lo supimos llevar muy bien”, cierra Roxana.
