Ya sin Horacio Rodríguez Larreta para polemizar, la campaña de Patricia Bullrich no encuentra un ancla, un relato que le dé centralidad. Parece absorbida por Sergio Massa y Javier Milei. Carlos Melconian salió a la cancha pero tampoco se le pueden pedir milagros.
Rumbo a las PASO, Bullrich jugaba con el lema “todo o nada”. Le servía para captar el voto halcón de Juntos por el Cambio y ganar la interna. Pero ese lema ahora resulta insuficiente teniendo en frente a Milei, que parece reflejar mucho mejor esa idea.
Por eso presenciamos una “larretización” en la campaña de Bullrich. Habla de equipos, de la importancia de la experiencia, de no hacer un salto al vacío. Hasta desafió a Mauricio Macri.
Sin pretenderlo, parece una remake de la campaña de Daniel Scioli en el 2015. El actual embajador en Brasil repetía una y otra vez ir a un “cambio seguro” en aquella elección.
“Vayamos a un cambio seguro, serio y responsable”, era el lema de Scioli por el aquel entonces. E insistía: “Les pido a los argentinos desde el sentido común que no tomemos riesgos, que vayamos al cambio seguro y posible”.
Juntos por el Cambio gira hacia esa noción. “Milei es un salto al vacío” es la frase de moda entre sus economistas, legisladores y dirigentes. Se acercan a la versión sciolista del 2015. Olvidan el “todo o nada” de hace un mes.
Este vuelco estratégico tiene dos problemas. El primero es que si Milei es “irresponsable” o un “salto al vacío”, tampoco está tan claro para el votante promedio que Bullrich sea una garantía en la gestión. Encima, en el plano económico, ha tenido algunas lagunas no menores. Un plano económico en el que Cambiemos ya trastabilló entre el 2015 y el 2019.
El segundo tema tiene que ver con el votante de Milei. En Juntos por el Cambio preocupa que al libertario no le entra ninguna bala. Su incorrección política parece no tener límites pero no hay señales de que sus polémicas o desafortunadas frases erosionen el caudal de las PASO. Es un laberinto del que Bullrich debe salir. No le queda mucho tiempo.
