A Javier Milei y Eduardo Eurnekian no los une solo un antiguo vínculo de empleado y empleador. Aunque se desconocen los motivos, su vinculación es todavía más fuerte en la actualidad, donde al menos tres miembros claves del eventual gabinete del libertario trabajan o trabajaron para su grupo empresario. Además, el ahora candidato creció en reconocimiento público gracias al espacio siempre disponible del Multimedios América, propiedad del armenio.
En ese marco, durante los últimos días, la agenda malvinera ganó la escena política una vez más, tras las polémicas declaraciones que la eventual canciller libertaria, Diana Mondino, brindó a The Telegraph, un importante periódico inglés: "Los derechos de los isleños serán respetados, deben ser respetados y no se les puede faltar el respeto. El concepto de que se puede imponer a la gente lo que se puede hacer o lo que se debe hacer es muy feudal e ingenuo", afirmó.
Las desacertadas declaraciones de Mondino, que recuerdan a las fracasadas políticas de seducción implementadas por la presidencia de Carlos Menem, derivaron en un nuevo recorrido mediático del candidato presidencial de LLA, quien intentó justificar sus dichos, generando más dudas que certezas.
LA SOMBRA DE EURNEKIAN
Durante las últimas semanas, el presidente Alberto Fernández vertió numerosas declaraciones en favor de Armenia en el marco de los reclamos que mantiene sobre una porción del territorio de Azerbaiyán, conocido como Karabaj. Sus manifestaciones no fueron fruto de la casualidad sino de una nueva embestida del lobby armenio, impulsada por el poderoso Eurnekian, que acompaña el recrudecimiento de un conflicto que ya había sido saldado por la comunidad internacional hace tres años. Allí radica el origen del preocupante pensamiento malvinero de La Libertad Avanza.
La guerra entre Armenia y Azerbaiyán en la región de Karabaj, un enclave donde conviven armenios y azerbaiyanos ubicado en territorio azerí, se intensificó en septiembre de 2020. Las hostilidades marcaron un recrudecimiento del conflicto de larga data entre ambas naciones por el control de la región. Hubo enfrentamientos significativos y un alto número de bajas civiles y militares en ambos lados. El conflicto, que inició a fines de los 80, se resolvió en noviembre de 2020 con un acuerdo de alto el fuego mediado por Rusia, que devolvió a Azerbaiyán el control sobre sus territorios.
Pero vale aclarar que, lo que internacionalmente se denomina como “guerra”, podría ser más bien interpretado como una “invasión”, ya que Karabaj es una región reconocida internacionalmente como parte de Azerbaiyán, aunque parte de la población del lugar sea de identidad armenia.
Cuando la Unión Soviética colapsó, surgió un conflicto sobre su estatus y Armenia apoyó la secesión de Karabaj, lo que llevó a un conflicto en la década de 1990. Sin embargo, la comunidad internacional, incluyendo las Naciones Unidas, no reconoce la independencia de Karabaj. En cambio, se considera una parte integral de Azerbaiyán. Por lo tanto, cualquier acción militar para tomar el control de esta región es vista como una invasión del territorio azerí según el derecho internacional.
INTERESES ARMENIOS, SOBRE MALVINAS
El reconocimiento de los habitantes británicos que habitan las Islas Malvinas no es casualidad, sino que viene a marcar un relato dentro de la discusión en torno a los conflictos de soberanía aún vigentes a nivel mundial. Pero, además, resulta grotescamente contrario a los intereses de Argentina por numerosas razones.
La principal de ellas es que legitima la posición de los isleños, que en realidad no son una población autóctona sino implantada por el país invasor, y pone sobre el tapete a un tercer actor en una discusión que debiera ser entre pares, dificultando todavía más la resolución del conflicto.
Esto es exactamente lo que sucede en Karabaj, donde Armenia reclama como propio un territorio por el solo hecho de que allí viven personas de identidad armenia. Para ejemplificarlo en el plano local, esto podría implicar que Alemania tiene derecho a reclamar una porción de territorio en el norte argentino solo porque allí habitan colectividades germanas.
En ese sentido, resulta de vital importancia reconocer los límites lógicos del concepto de “autodeterminación de los pueblos” y destacar finalmente una diferencia trascendental con el conflicto que se vive en el Cáucaso, ya que la ONU reconoce la existencia de una disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas y aboga por una solución pacífica y negociada entre Argentina y el Reino Unido.
