

En los últimos días se encendió el debate por el decreto que regula los derechos de autor de libros. La oficialización de una nueva resolución es inminente y en las redes sociales hubo variadas opiniones.

Juanita, por caso, fue una de las usuarias que sentó una postura que se volvió rápidamente viral.
Ni idea si está bien o mal la propuesta porque no escribo y apenas si se leer pero solo les aviso que es al pero he visto compañeras leer el seminario 3 de lacan en la app de notas del celular
— Juanita ?????? (@juanitagroisman) September 13, 2023
“Mi postura sobre el debate de pagar por fotocopiar un libro es que si en algo somos buenos los argentinos es en arreglárnoslas para no tener que pagar cosas y mucho más los estudiantes universitarios. Intenten lo que quieran igual no le van a ganar al ingenio de alguien que vive a pan relleno”, lanzó.
“Existen fotocopiadoras baratas que van por fuera del circuito universitario que todos conocemos y a la que cualquiera puede llevar cualquier cosa. Hay gente que lee textos completos en FOTOS SACADAS CON EL CELULAR”, agregó.
Una estudiante de Trabajo Social de la UNLP se metió también en el debate: “No solo tuvo los mejores precios (venían de otras unidades académicas a fotocopiar), sino que tenía la página web del centro de estudiantes con todos los PDF cátedra a cátedra. Jamás compré un libro durante mi formación (ni hubiese podido)”.
“En mis tiempos había una fotocopiadora cerca de la Facu de económicas. Llamabas, le decías qué libro necesitabas y al día siguiente lo retirabas anillado. Solo compré libros el primer cuatrimestre de primer año, después pura fotocopia”, reveló otra persona.
“Incluso desde el colegio las profes te entregaban las fotocopias con el sello de PROHIBIDO IMPRIMIR a un costadito y te pedían el $1.50 por la fotocopia. Y siempre me pareció excelente”, aportó otro usuario.
Y hasta desde Uruguay se sumaron a la discusión viral: “Este debate lo tuvimos en mi país hace unos 15 años. Llegaron a allanar fotocopiadoras, luego desistieron, por inevitable y en parte porque se dieron cuenta que nadie iba a estudiar nunca más si había que pagar los libros (si hay algo caro mismo acá son los libros)”.