Después de 35 años, Laura pudo volver a hablar con una vieja amiga de la juventud. Se habían conocido en La Plata, se distanciaron y ambas, después de mucho tiempo, se habían estado buscando.
En los últimos días, esta historia tuvo un doble final feliz, que Laura relató a LAPLATA1.com. Primero, ella logró hallar a un familiar de Elena, y luego la propia Elena empezó a hablarle, algo que estaba en duda porque atraviesa un problema de salud actualmente.
“Después de dos semanas de silencio, un día me escribió mi amiga. Desde entonces tenemos comunicación regular. No va a haber reencuentro en forma personal por el tema de la enfermedad que tiene”, contó Laura.
“Necesitaba hablar con ella aunque no pueda abrazarla”, siguió relatando. Y es que no estaba tan segura de que su amiga le respondiera.
“Cuando me contacté con la hija de mi amiga, me dijo que ella no se comunicaba con nadie. Le dije que le dé mis saludos y mi cariño, que yo iba a esperar. Que ella decidiera. Y como a las dos semanas, mi amiga me escribió”, sostuvo.
Ahora hablan de forma frecuente. Con mucho cariño. “Me contó que ella también me buscó, que hasta fue a Alejandro Korn, pero no sabía mi dirección. Nos buscamos y nos recordamos todo estos años. Hoy nos decíamos que somos almas gemelas. Nos gusta lo mismo: el arte, las flores, los animales, meditar”, agregó Laura.
Una historia de amistad con el Zoo como protagonista
Todo se remonta a la década del 80 en La Plata: “Nací en Alejandro Korn. Empecé a estudiar Veterinaria en el año 1984. A Elena la conocí ese año o al siguiente, no recuerdo bien. Ella era mayor que yo. Era bióloga, pelirroja y siempre tenía una sonrisa. Usaba camisas de jean y un pañuelito al cuello. No sé cómo nos hicimos amigas, pero siempre estábamos juntas”, decía Laura hace algunas semanas.
“En esa época ella trabajaba en el Zoo de la Plata, con los primates y en el serpentario. Siempre que tenía un rato libre iba a visitarla al Zoo. Yo nunca viví en La Plata. Siempre viajé desde San Vicente, en el Rápido Argentino que venía de Lujan, o salía a las 3 am. Iba en colectivo hasta Avellaneda y de ahí en tren a La Plata. No había trenes eléctricos. En los ratos que no cursaba, la iba a visitar. Cursábamos algunas materias juntas”, recordaba.
Finalmente Elena dejó la carrera y Lau logró recibirse. “Siempre ella tenía las palabras justas para decir, tenía una gran luz interior, era muy espiritual. Pero no sé por qué no la vi más”, señalaba.
Preguntó, preguntó y preguntó. Durante muchos años la buscó. Con la explosión de las redes sociales, decidió publicar algo de su historia allí. Y ahora, a 35 años de haberla vista por última vez, pudo por fin volver a escuchar su voz.
