Guillermo Giúdice es de La Plata y tenía 21 años cuando cambió inesperadamente su vida y la de su papá.
Ya pasaron 25 años y siguen trabajando juntos. Aman cortar el pelo. La historia es realmente muy particular, y Guillermo la recuerda en diálogo con LAPLATA1.com.
“Yo venía de estudiar Medicina y estaba para atrás. No avanzaba ni un metro. Con un compañero estábamos igual. No íbamos para atrás ni para adelante”, explica.
Corría el año 1991. El problema es que Guillermo no sabía qué otra cosa estudiar. Y con su amigo largaron una apuesta: el primero que dejaba la carrera, debía hacerse peluquero.
“Claramente yo fui el que dejó primero”, cuenta con una risa. Pero ahora se venía lo difícil: cómo contarle a sus papás que dejaba Medicina, y cómo tomarían que su reemplazo era por peluquería.
“Creí que lo iban a tomar como un espanto. Yo ya estaba en tercer año. Me estuve escapando unos meses de mi casa, diciéndoles que iba a la facultad, cosa que obviamente no estaba haciendo”, señala.
Finalmente Guillermo tomó coraje y decidió no ocultar lo que le estaba pasando. La respuesta fue maravillosa. Sus papás le dijeron que lo apoyaban en lo que quisiera hacer.
“Yo voy a estudiar con vos”, cantó retruco Mario, su papá. Él era camionero. Dejaría su histórico laburo para incursionar también en la peluquería. Un batacazo. Un giro inesperado. Para 1992, ambos ya estaban recibidos.
Pero ojo: a Mario inicialmente no lo querían tomar en el curso porque se excedía de los 30 años. Gracias a algunos contactos, finalmente, pudo entrar.
“Mi viejo vendió su camión y con ese dinero pusimos la primera peluquería. Fracasamos, nos fue muy mal. Tuvimos que buscar otros trabajos porque nos quedamos sin ingresos. Mi papá se convirtió en taxista”, recuerda Guillermo.
Aquella peluquería había durado solo 6 meses. Al poco tiempo, cuando los temores empezaron a desaparecer, se dieron una segunda oportunidad: fue el 13 de septiembre de 1994 contra todas las cábalas, en diagonal 74 entre 115 y 116.
“De a poquito empezó a caminar. El tema era que a los hombres no les gustaba compartir espacio con las mujeres, entonces tuvimos que ampliarnos y el 6 de octubre nos mudamos a la esquina. Mi papá se quedó con los caballeros, y yo con las damas”, subraya.
Desde ese momento ambos están unidos por las tijeras. Su papá, por ejemplo, llegó a ser Presidente de la Cámara de Peluqueros y Peinadores de La Plata. ¿Su primera medida? Derogar el cupo de edad para poder cursar.
“Desde el primer día que corté un mechón de pelo supe que había nacido para esto. Amo con todo mi ser la peluquería. Soy fanático. Lo disfruto mucho más, quizás, porque en otros trabajos que tuve me maltrataron y me ningunearon”, reflexiona.
Hace una semana festejaron los 25 años. Hubo torta y todo. Guillermo dice que son una gran familia junto al barrio: “La verdad es que es difícil hablar de cosas feas que hayan pasado. La gente nunca nos abandonó”.
