Desde hace tres semanas a Javier Milei empezaron a entrarle las balas. Juntos por el Cambio nunca pudo encontrarle la vuelta. No sabía por dónde lastimarlo.
Cada frase “políticamente incorrecta” de los libertarios parecía no erosionar el caudal de votos. Al contrario, se alimentaba de cada polémica y cada cruce para seguir ocupando el centro de la escena. Siempre duplicando la apuesta.
Podría decirse que desde aquel discurso de Alberto Benegas Lynch (hijo) donde proponía suspender las relaciones con el Vaticano, La Libertad Avanza se empantanó y ahora controlan los cambios. No siempre se puede poner quinta.
El 30% de las elecciones de octubre complicó el panorama. Javier Milei está obligado a sumar votos de Juntos por el Cambio. De los halcones pero, aunque no quiera reconocerlo, también necesita de las palomas. Sabe que los 2 puntos de Myriam Bregman irán casi automáticamente a Sergio Massa. Tiene que remontar casi 9 puntos.
La percepción económica también puede jugarle una mala pasada. Entre las PASO y las elecciones de octubre, cuando las expectativas estaban sembradas en un posible gobierno de Milei, el dólar y la inflación aceleraron. Tras las generales, con un Massa ahora victorioso, los dólares financieros cayeron y la inflación no aceleró.
Con esto no quiero decir que, a largo plazo, un candidato garantice mejor horizonte económico que el otro, pero sí es cierto que muchas personas pueden ver que un eventual triunfo del candidato de Unión por la Patria implicaría menos terremotos en el corto plazo. Hay gente que no tiene margen para más terremotos aunque después le prometan el paraíso. Tienen una ponderación muy alta por el corto plazo. Eso es agua para el molino de Massa.
Por otro lado, da la impresión de que Milei gastó algunas balas con bastante anticipación. La dolarización fue su caballito de batalla pero desde hace algún tiempo no se refiere mucho al tema: ni desde lo conceptual ni desde lo técnico. A pesar de todos los inconvenientes actuales, Massa habla más de la agenda económica que Milei, que ha quedado empantanado por su acuerdo político con Macri y Bullrich. Es todo un síntoma del termómetro actual de la campaña.
En todo caso, Milei tendrá una importante oportunidad para cambiar el sentido adverso de la campaña: el debate. Como en el boxeo, el libertario no podrá jugar conservador. Es el retador y debe buscar el nocaut.
