Pablo Carneira, un hombre de 41 años, acumulador compulsivo, había fallecido en medio de un incendio en la pieza de pensión que ocupaba en Ensenada. Los bomberos de la zona apagaron las llamas y se logró recuperar el cuerpo.
Se solicitó una ambulancia del SAME, cuyos médicos no tardaron en determinar la muerte. La vecina que realizó la denuncia aseguró que le había rogado a Carneira durante meses que dejara su pieza, dada la cantidad de residuos y el olor nauseabundo que despedía. Así, el cadáver fue trasladado a la Morgue policial de la capital de la provincia, ubicada en el Cementerio municipal.
Allí se realizó la autopsia. Los forenses a cargo encontraron el agujero de bala en el cráneo, con una pérdida notable de masa encefálica. El plomo del disparo seguía dentro de su cabeza. Sin embargo, el reporte posterior no marcó si esa bala le causó la muerte, si se realizó él mismo, o si se lo realizó un tercero.
El expediente, por lo pronto, continúa siendo un caso de averiguación de causales de muerte. No se encontró aún un arma entre toda la basura incinerada.