La crisis en los supermercados se profundiza en febrero, con una caída del 13% en las ventas minoristas en las grandes cadenas, según un informe de la consultora de consumo Scentia. Esta situación se viene agravando desde enero, cuando las ventas retrocedieron un 8% interanual, el primer descenso en más de dos años.
Las causas de esta crisis se atribuyen a la recesión económica y al fin de los acuerdos de precios en diciembre, impulsados por el gobierno de Javier Milei.
La baja en las ventas se relaciona directamente con la disminución del poder adquisitivo de los consumidores, que recién verán un impacto real en sus salarios a partir de marzo, con las nuevas negociaciones paritarias.
Asimismo, se observa un cambio de hábitos de consumo, con una mayor frecuencia de compra y menor cantidad de unidades por ticket, buscando cuidar más el gasto en cada acto de compra. Esta tendencia se refleja en el aumento de las ventas en los autoservicios en enero, mientras que los supermercados continúan su tendencia a la baja.
El titular de Scentia, Osvaldo del Río, señala que estos nuevos hábitos pueden tener un impacto económico en los consumidores, ya que el comercio de proximidad suele ser más caro que las grandes cadenas. Además, al realizar compras más frecuentes, los clientes son más vulnerables a la inflación, que sigue teniendo una variación intersemanal palpable en los precios de los alimentos.
En este contexto, los supermercadistas buscan adaptarse a las nuevas tendencias de consumo, ampliando las promociones y ofertas, y potenciando las segundas y terceras marcas. Con la incertidumbre económica y la inflación en el horizonte, se espera que los hábitos de compra continúen evolucionando en los próximos meses.
