El 2022 fue sin lugar a dudas su mejor año en lo deportivo ya que cuando la temporada comenzaba a dar su primeros pasos tuvo la chance de debutar, de la mano de Pablo Quatrocchi, en la reserva. Además meses más tarde y más allá que transitaba una lesión recibió la noticia que todos los futbolistas esperan cuando inician su carrera: convertirse en profesional.
Hace quince meses atrás Valentín Rosales junto a otros diez compañeros firmaban su primer contrato hasta diciembre de 2024 y días más tarde confesaba su felicidad en una entrevista con el sitio oficial del Pincha: "Mi sueño es debutar en Estudiantes". Sin embargo esa camada de juveniles lamentablemente tuvo muy poca participación primero con Ricardo Zielinski y luego con Eduardo Domínguez y cuando finalizaba el 2023 a la mayoría le comunicaron que debían buscarse club ya que no estaban dentro de las prioridades futbolísticas.
De hecho Bautista Biffi y Franco Cacace marcharon a Villa San Carlos, Mateo Burdisso retornó a Patronato, Segundo Pachamé partió hacia Bulgaria y Tomás Nuñez se sumó a Deportivo Maipú. Cabe destacar que el único que pudo hacer pie fue Nicolás Fernández.
En ese contexto además hubo un grupo de jugadores compuesto, entre otros, por Martiniano Moreno, Deian Veron, Juan Cruz Guasone, Matías Ruiz Díaz que directamente fueron marginados del complejo deportivo de City Bell y tuvieron que irse a entrenar a contra turno y en UNO, dentro de los cuales se encontraba Valentín Rosales. Con el paso del tiempo todos fueron encontrando nuevos lugares de trabajo y terminaron desembarcando en, Guillermo Brown de Puerto Madryn, Deportes La Serena de Chile, Sarmiento de Junín e Independiente Rivadavia de Mendoza respectivamente y el único que no consiguió club, pese a algún intento de arribar al ascenso italiano, fue el lateral derecho.
Según le confirmaron a LAPLATA1.com en las últimas semanas a Rosales le comunicaron, pese a tener una relación laboral vigente, que no vaya más a Estudiantes a entrenarse aunque le siguen depositando mes a mes su salario. La situación del defensor de 23 años, el único profesional que no pudo resolver su futuro, es muy atípica debido a que la decisión partió desde la institución albirroja y deberá al menos abonarle hasta fin de año que es cuando caduca su vínculo.
Cabe destacar que Rosales arribó al Pincha en 2012 con apenas nueve años y transitó todas las etapas de las divisiones infantiles, juveniles y se formó en el predio de City Bell. Sin embargo todo hace indicar que su sueño y el de su familia de debutar en primera con la camiseta albirroja deberá esperar y su futuro como jugador hasta el mes de junio será una incógnita.
