Las mascotas suelen marcar la compañía de las personas en diferentes momentos de la vida. Tal es el caso de este dálmata, que seguía de cerca a su dueño incluso en el trabajo, tenía actitudes maravillosas y también interactuaba con una gran cantidad de personas en La Plata.
"Historia perruna", tituló Germán Foglia a este relato publicado en el grupo de Facebook "Historias y recuerdos de la ciudad de La Plata". Se trata de un texto poético que le dedicó a su buen amigo.
"Era mediados de 1986. Teníamos la Inmobiliaria FOGLIA PROPIEDADES en 48 entre 19 y 20. Y hablo en plural porque trabajaba a la par de mi padre, a pesar que cobraba sueldo de hijo", comenzó.
Con ellos trabajaba un invitado especial y permanente, Axel: "El perro dálmata de manchas marrones". Su dueño recuerda que siempre lo esperaba en la puerta, o cuando no, dormía de forma plácida y a la expectativa en un sillón.
"De carácter muy amigable, tenía el hábito de escuchar el sonido del Torino e ir corriendo a dar la bienvenida. Como también correr gatos y pajaritos. Además de obedecer para que no ladre y esperar la orden en el cordón para poder cruzar la calle", contó sobre las actitudes de la mascota.
No todo era color rosa en la vida del dálmata. También tenía una costumbre que, en palabras de Germán, les costó crítica y alguna queja formal: "había una chica del barrio muy bonita que cuando pasaba corriendo, él corría y desde atrás le mordía la cola. Nunca supimos el porqué. Esas cosas no se enseñan".
También recuerda que, como a Axel le gustaba correr gatos, una vez lo invitó a ir en busca de uno. Pero se llevó una decepción: "era el de la jaula de un circo". Aunque a partir de allí cambió su comportamiento, "seguía persiguiendo a chicas bonitas a la espera de algún mimo".
Finalmente, Germán relató que cuando se mudaron a la calle 8 y 56 de La Plata, "se hizo del centro" y comenzó a ingresar a cualquier comercio que le apeteciera, siempre de forma amigable. "Quién no lo conoció por la zona de los '90... Fue único e inigualable", finalizó la historia.
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"En esa cuadra había una casa con una señora llena de gatos. Casi vecinos. Vivo a dos cuadras, por 48, recuerdo el perro"; "hermosa historia"; "Mi barrio. Como olvidar enfrente a esa cuadra: la panadería de los Angeletti, el almacén de Graciela y la señora adicta a barrer", fueron algunas de las apreciaciones de los vecinos.
