En el razonamiento libertario existe la sospecha de que el progresismo o el "comunismo" se infiltran en "luchas" o "banderas" aparentemente poco relacionadas con la política para colar su mensaje y destruir al capitalismo.
No es un razonamiento nuevo pero en Argentina tomó mayor protagonismo en los últimos años a partir del ascenso de Javier Milei. Allí podemos meter al feminismo, el ecologismo, el veganismo y en general todo lo relacionado a la "Agenda 2030".
De ahí sale el corazón de la "batalla cultural" libertaria: desmontar los reductos dónde el progresismo se ha consolidado.
Es interesante que la mayoría de las instituciones o comunidades con influencia en la opinión pública justamente están dominadas por ese amplio espectro progre que tanto irrita a Milei y los suyos. La comunidad científica, la comunidad artística, la comunidad educativa, los gremios, los movimientos sociales, las iglesias, las dirigencias deportivas y la lista continúa.
Esos territorios parecen imposibles de penetrar para los libertarios. No es algo nuevo tampoco. La mayoría de esos grupos también le pusieron una coraza al macrismo.
Si los libertarios no pueden pisar esos espacios para influir, no debería sonar descabellado que traten de imponerse en otro sitio de influencia. Las redes sociales parecen ese mundo. Lo hacen con máxima "intensidad" como para compensar su inexistencia en todas las demás comunidades.
Los libertarios parten de una premisa: las redes sociales son un hábitat donde no hay status ni cargos ni responsabilidades. No hay un Presidente, no hay periodistas. Todos son usuarios. Es un vale todo. Una cloaca. Se jactan de que así sea y se ríen de los que piden "fair play". Bilardismo al palo.
También hay que decir que la agresividad y la "intensidad" de los libertarios quedan en las redes sociales. Juegan a burlarse de las vacas sagradas del progresismo (matrimonio igualitario, lucha trans, los derechos humanos), pero por el momento todo se reduce a la batalla cultural digital. Las hordas libertarias están detrás de un celular o una PC, no en las calles.
Ladran pero muerden. Eso sí: ladran fuerte y muestran los colmillos.
