Un joven argentino recorrió la ciudad donde no hay peatones ni internet y los jóvenes no pueden tener barba: "Surrealista"

Ashgabat es la capital de Turkmenistán y está ubicada en medio del desierto de Karakum, en Asia Central
Sociedad 20/09/2024 . Hora: 08:39

Nicolás Pasquali es porteño y tiene 32 años. Está de viaje por el mundo desde hace 8 años y se propuso convertirse en el primer argentino en visitar todos los países del globo terráqueo.

Solo me faltan dos: Corea del Norte y Sudáfrica”, admitió con orgullo. Durante su travesía por Asia Central, descubrió una ciudad dueña de cuatro récord Guinness con una arquitectura resplandeciente y un estilo de vida bastante particular con restricciones inimaginables.

No hay wi-fi, todos los edificios son de mármol blanco y los autos del mismo color”, se sorprendió Nicolás al recorrer imponentes calles de Ashgabat, la capital de Turkmenistán. Los jóvenes tampoco pueden tener barba.

“La ciudad me voló la cabeza. Increíblemente, es el lugar más raro que visité en mi vida. Es todo muy surrealista, ni siquiera ves gente caminando por la calle”, detalló. De hecho, contó que caminó en distintos momentos del día y se encontró que ni de mañana, ni de tarde, ni noche hay movimiento. “Eso me preocupó bastante y hasta me dio miedo”, admitió.

Nicolás especificó que “a Turkmenistán ingresan, como máximo, unas 10.000 personas al año; de las cuales apenas 1.000 son turistas”. Esto se debe, según explicó, a que “ese país tiene uno de los visados más difíciles del mundo”.

Ubicada en medio del desierto de Karakum, la ciudad de Ashgabat se destaca por ser una de las urbes más lujosas, vacías, limpias y exageradas del mundo. De hecho, emerge como una especie de oasis “blanco” que capta la atención de los turistas que la visitan. Ese color no solo se hace presente en los edificios, monumentos, estatuas, universidades y hoteles, sino también en los autos.

Esta regla se implementó debido a que el color blanco es considerado un símbolo de buena suerte y prosperidad en la cultura turcomana. Las autoridades prohíben la circulación de vehículos de otros colores, y aquellos que no cumplen con esta norma deben pintar sus vehículos o enfrentarse a multas y restricciones.

“A primera vista, Ashjabad parece sacada de una película futurista con sus brillantes edificios de mármol y monumentos colosales. Sin embargo, bajo esta fachada de modernidad se esconde una sociedad regida por normas y tradiciones estrictas, donde el control gubernamental es omnipresente”, enfatizó Nicolás.

Ashgabat no es solo un compendio de récords y arquitectura monumental sino también una ciudad donde se vive una realidad cotidiana bajo un régimen que controla estrechamente aspectos de la vida pública y privada. “Es un lugar hermético al 100 por ciento. Teníamos miedo de que nos pasara algo y que no pudiéramos avisarle a nadie. Ellos no se informan a través de celulares como nosotros. Sus celulares son obsoletos, no tienen Internet y solo sirven para hacer llamadas”, relató Nicolás, quien además advirtió que “no están habilitadas las tarjetas de crédito y todo se paga en efectivo”.

En cuanto a la tecnología, Turkmenistán se cerró al mundo digital mediante el bloqueo de plataformas globales de redes sociales y mensajería, tales como Facebook, Instagram, WhatsApp y YouTube, por orden oficial imponiendo así restricciones significativas en el acceso a la información global para sus ciudadanos. Así como tiene acceso restringido a Internet y la prohibición de instalar antenas parabólicas externas, la ciudad brilla con una limpieza y orden impecable, y sus calles amplias y bien cuidadas transmiten una sensación de calma y serenidad.

Actualmente, la ciudad posee 543 edificios de inmaculado mármol blanco, los cuales están distribuidos en un área de 4,5 millones de metros cuadrados. Todo surgió por un capricho de Gurbanguly Berdimuhamedow, presidente del país desde 2006 hasta 2022, en su afán de ostentar el dinero proveniente de las grandes reservas de petróleo y gas natural que posee el país.