El PRO trata de recomponer su potencia en la Provincia de Buenos Aires tras los golpazos del 2019 y 2023, y enfrenta numerosos desafíos.
La semana pasada se produjo una reunión entre Cristian Ritondo, arquitecto del intento de reconstrucción, junto a algunos intendentes amarillos.
La imagen del encuentro revela la debilidad con la que quedó el partido en la Provincia de Buenos Aires. Muy lejos de aquellos foros del PRO con numerosos jefes comunales.
Soledad Martínez (Vicente López), Javier Martínez (Pergamino), Jorge Etcheverry (Lobos), María José Gentile (9 de Julio) y Juan Ibarguren (Pinamar) fueron los que participaron del cónclave. “La provincia necesita cambio y gestión. Y para eso vamos a trabajar”, indicaron oficialmente.
El PRO había logrado comandar La Plata (Julio Garro), Lanús (Néstor Grindetti), Morón (Ramiro Tagliaferro), Quilmes (Martiniano Molina) y Pilar (Nicolás Ducoté). Lugares de peso en el AMBA.
En el 2019 llegó el primer mazazo con la derrota de Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y algunos de los municipios mencionados. El 2023 implicaría el golpe de gracia para el resto de los jefes comunales por una magra elección de Patricia Bullrich en Provincia de Buenos Aires, que también arrastró a Grindetti y a los mandatarios locales.
Por si fuera poco, uno de los que había logrado sobrevivir a la caída, Diego Valenzuela, ahora juega con el sector de Bullrich, muy cerca de Milei, y con distancia de la estrategia política de Mauricio Macri y Cristian Ritondo.
El desafío 2025 para el PRO no es menor. Por ejemplo, en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires pondrán en juego 7 de las 12 bancas obtenidas en el 2021. El sector de Bullrich, en cambio, solo pone en juego tres escaños. No hay que ser muy sagaz para suponer que esa correlación de fuerzas dentro del PRO pueda invertirse en el 2026.
Si el PRO de Macri y Ritondo quisiera tejer algún acuerdo con sus ex socios radicales, las negociaciones tendrían que ser arduas. Y es que la UCR pone en juego 6 de sus 10 bancas en Diputados de la Provincia de Buenos Aires. Hablamos del bloque que responde a Maximiliano Abad, más cercano al PRO.
El gran interrogante pasa por el verdadero peso electoral del PRO en la Provincia de Buenos Aires. Si va solo, ¿Cuánto sacaría? La alianza con el radicalismo entre el 2015 y el 2023 implicaba un interesante maridaje: los radicales aseguraban muchos votos en el interior bonaerense, y el partido amarillo se hacía fuerte en las grandes ciudades (La Plata, Bahía Blanca y Mar del Plata, por ejemplo) y en el primer cordón del Conurbano por efecto derrame de la gestión en la Ciudad de Buenos Aires.
Así es que Cambiemos o Juntos por el Cambio logró sostener en 2015, 2017, 2019 y 2021 un rango de votos de entre el 37 y el 42%. Muy competitivo. En el 2023, esa estrategia se vino a pique y ahora el PRO necesita buenos números en el 2025 para no quedar como un espacio marginal en la Legislatura Bonaerense y en los concejos deliberantes.