En los últimos meses volvió a brotar la violencia en la interna de la UOCRA, con Iván Tobar y el Puly Medina como estandartes de las dos facciones actualmente en pugna.
Tobar intentó tomar un mayor protagonismo en el último tiempo pero no logró contener los enfrentamientos. Siempre ha intentado desligarse de las responsabilidades por estos terribles choques que se dan en plena vía pública, sin embargo, los episodios no se detienen. Sus posiciones, evidentemente, no han logrado calmar la efervescencia que se vive en el gremio de la construcción.
Los últimos episodios de violencia ocurrieron el 8 de marzo de 2024 cuando un grupo de personas prendió fuego el portón de la empresa Elecsur, ubicada en 530 entre 120 y 121 de la localidad de Tolosa. Los agresores fueron identificados como posibles integrantes de la barra brava de Gimnasia y Esgrima La Plata que responden a su líder, Cristian Camillieri, alias “El Volador “.
Por su parte, el 8 de agosto una persona ya identificada disparó con un arma de fuego contra el portón de la misma empresa. El 2 de septiembre siguió la escalada de violencia: otro individuo abrió fuego junto a tres cómplices contra tres trabajadores.
Por último, el 20 de septiembre, integrantes de la barra de Gimnasia y Esgrima La Plata agredieron a golpes a un trabajador de la empresa Elecsur a quien abandonaron herido de gravedad y casi inconsciente.
A Iván Tobar también le endilgan su cercanía con Gerardo Martínez, secretario general del gremio a nivel nacional y que prácticamente no ha esbozado críticas públicas a Javier Milei a pesar del derrumbe del sector desde diciembre del 2023 por la parálisis de la obra pública.
Lo cierto es que cada vez más trabajadores añoran los tiempos de Juan Pablo “El Pata” Medina en la conducción de la seccional de La Plata. Cabe resaltar que el ex secretario general no tiene hoy ninguna vinculación con la estrategia sindical del Puly.
“Se lograron muchísimos derechos en ese tiempo y había empleo permanente”, sostienen los obreros, y recuerdan que también había un acompañamiento muy fuerte a los obreros que temporalmente se quedaban sin trabajo.
Las intervenciones que se sucedieron a partir de la salida del Pata Medina fueron un auténtico fracaso. Incluso, uno de esos interventores, Carlos Vergara, terminó preso en una causa por asociación ilícita.
Los trabajadores del sector sufrieron fuertemente en la pandemia. Creen que les faltó una verdadera protección gremial. Pero más aguda es la situación actual: ni Iván Tobar ni Gerardo Martínez han pegado el grito en el cielo por las caídas interanuales del 20% que se suceden desde hace 9 meses. “Con el Pata Medina nos plantaríamos de otra forma”, señala uno de los trabajadores afectados por la recesión. “Se habían logrado mejoras sustantivas en los convenios y hoy no vemos que haya algo parecido”, se lamenta con nostalgia.