

Daniela Huelta tiene 39 años, se recibió de licenciada en educación inicial en Venezuela y llegó a La Plata para perseguir su sueño. Tras un duro diagnóstico, ahora quiere reinventarse.
La mujer emigró a Argentina en 2018 y trabajó de todo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Pasó de limpiar casas, a cuidar personas mayores y hasta atender tiendas de zapatos. Un día su mente hizo click. "No quiero estar en esto, no me gusta, no es lo mío", se dijo.
En ese marco, Daniela le preguntó a sus amigas a qué ciudad se podía mudar. La respuesta fue La Plata, y ahí fue en busca de trabajar de lo que había estudiado. No era para menos: hasta había hecho una especialización de docencia superior en Panamá.
Recién llegada a la ciudad de las diagonales, la venezolana trató por todos los medios de trabajar en un jardín o en preescolar. "Nunca se me dio", dijo a LAPLATA1.com. No se rindió y en ese momento empezó a ser niñera: "Me fue bastante bien, dentro de lo que cabe".
La economía se complicó en el último año para Daniela, y para colmo tuvo dos momentos muy duros. "En 2024 me dio broncoespasmo y por estar internada me echaron del trabajo", contó. Aunque no bajó los brazos cuando salió, sufriría otro duro golpe. "Conseguí otro trabajo y resulta que me salió glaucoma. Me operaron, tuve dos semanas de recuperación y me volvieron a echar", expresó a este medio.
Otra vez la mujer tuvo que sacar fuerzas para levantarse y seguir adelante. "Ha sido como un estira y encoge de la soga. Una enseñanza que he tenido acá es ser perseverante. Siempre hay algo que surge. Siempre hay algo que sale", dijo. Su voluntad no se quedó sólo en palabras, sino que en los últimos días consiguió trabajo como niñera.
Mientras tanto, comenzó un curso de estética y belleza, y quiere reinventarse: "Hay que darle la vuelta a las cosas, aprender cosas nuevas". Terminará su capacitación en noviembre, y busca dar un salto. "He pasado por muchos sueldos muy malos, bajos, miserables. Ya quiero subir la vara", cerró.