El próximo lunes 11 de noviembre comenzará la asamblea plenaria y luego el presidente saliente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, celebrará la misa de apertura a las 19:30. Para el martes, el arzobispo emérito de Tucumán, cardenal Luis Villalba, predicará su retiro y comenzarán las elecciones de autoridades para el período 2024/2027.
El Episcopado se encamina a una renovación que permita mejorar el diálogo de la iglesia con la sociedad.
Con el plus de un año adicional por la pandemia, Ojea presidió el Episcopado durante los últimos siete años, casi la mitad del tiempo que lleva el pontificado de Francisco. Atravesó en esa condición el debate sobre la ley del aborto en la Argentina, la explosión de la pobreza, las secuelas de la recesión económica y la consolidación de la grieta en el campo político y social. Interactuó, en ese sentido, con tres presidentes de la Nación muy distintos: Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei.
Están llamados a asumir roles más preponderantes en la Conferencia Episcopal, ya sea en la comisión ejecutiva o en áreas estratégicas, los arzobispos de Córdoba, el jesuita y cardenal Ángel Sixto Rossi; de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, y de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic Iglic, promovido por Francisco al frente de la arquidiócesis convertida en primada, a modo de reparación histórica, por tratarse de la sede episcopal más antigua del país. El 8 de diciembre, por decisión de Francisco, Bokalic recibirá el birrete de cardenal.
Los tres arzobispos tienen un estilo pastoral con marcada sensibilidad social. Y a ellos se suma el arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, formado con el recordado obispo Jorge Novak en Quilmes, y con experiencia pastoral en las diócesis de Orán y de La Rioja, donde impulsó la beatificación de los mártires riojanos, al reivindicar la figura de Enrique Angelelli. En los últimos años acompañó a monseñor Ojea como vicepresidente primero de la Conferencia Episcopal.