Siendo extremadamente sintético, el perfil de un presupuesto podría analizarse por el peso que tienen los gastos en personal y el peso que tienen los gastos en capital (obras).
En general, podría pensarse que es más virtuoso un presupuesto con mayor peso en gastos de capital (porque las obras trascienden generaciones y crean una utilidad a largo plazo). Pero ojo: alguien podría contraargumentar que el gasto en personal también incluye el pago de salarios a médicos y docentes, cuyo servicio (aunque no es tangible) trasciende generaciones y crea capital humano.
Para el 2025, Axel Kicillof tiene previsto aumentar el peso de los gastos en capital (forzado por la parálisis de la obra pública nacional), mientras que el gasto en personal aumentará por debajo del promedio. En otras palabras: perderá peso respecto al gasto total.
Veamos algunos números sencillos para ilustrar. Para este 2025, Kicillof piensa incrementar el gasto total en un 34,2%. El gasto en capital saltará un 73,7%, en tanto que el gasto en personal ascenderá un 30,7%.
Más allá de este giro (más gasto en obras, más estrecho el gasto en personal), claramente los gastos en personal siguen siendo, por lejos, el ítem más gordo en la Provincia de Buenos Aires.
En el 2025, el gasto en personal tendrá un peso del 42,9% sobre el total de los gastos del gobierno bonaerense. Cae respecto al proyectado del 2024, que tiene un peso del 43,25%.
Para el caso de los gastos en capital, Kicillof le dará un peso del 7,8% sobre el 100% de los gastos de la Provincia de Buenos Aires. Implica una suba no menor respecto al peso de 6,42% que tuvo este 2024.
Dentro del universo de los gastos en capital encontramos gastos en vialidad, en infraestructura social, en obras hídricas, en escuelas, en hospitales y en el servicio penitenciario. También crecerá fuerte las transferencias de capital a municipios: por encima del 100%.
Un punto importante estará vinculado a la evolución de las paritarias públicas provinciales en el 2025, teniendo en cuenta que los gastos en personal se moverán por debajo de los gastos totales.
Por lo pronto, con una inflación en el orden del 2-3% mensual, posiblemente haya espacio para negociaciones trimestres o cuatrimestrales en lugar de los esquemas mensuales o bimestrales que dominaron todo el 2024.