Brasil, Argentina, billetes rotos en la Libertadores 2023 y giro de 180 grados: el amor y odio entre el Peso y el Real

Los brasileros caminaban como jeques árabes en Puerto Madero en el 2023, destruían los pesos argentinos y ahora la tortilla se dio vuelta. Dos economías fanáticas de la montaña rusa
Opinión 15/12/2024 . Hora: 08:50
Por Francisco Angulo
Periodista.

Hace algo más de un año podíamos ver a los hinchas brasileros rompiendo billetes de 1.000 pesos argentinos en los partidos de la Copa Libertadores. Lo hacían obviamente para burlarse de la debilidad del peso. Pocos meses después, la tortilla se dio vuelta. Y dramáticamente.

El Banco Central proporciona un gráfico muy interesante que permite ver la relación del peso argentino con el real brasilero a partir de la década del 90. Es una forma muy sencilla de observar los momentos en que “Brasil se volvió barato” o “Brasil se volvió caro” para los argentinos.

Hay tres momentos donde “Brasil se volvió barato” o “Argentina se volvió cara”. El primero ocurre desde noviembre de 1998 hasta la crisis del 2001. El motivo fue muy sencillo: Brasil devaluó fuerte el Real y Argentina, por la Convertibilidad, tenía un tipo de cambio fijo. No podía moverlo. Eso implicó que inmediatamente Brasil se volviera “más barato” o “más competitivo” que Argentina. De hecho, allí comienza la recesión argentina que tendría su clímax en el 2001-2002.

El segundo periodo de “Brasil barato” fue en el cierre del segundo gobierno de Cristina Kirchner. Allí Brasil no tuvo nada que ver. La falta de competitividad ocurrió por la acumulación de varios años de atraso cambiario. En criollo: desde el 2011 el dólar oficial crecía muy por debajo de la inflación. Este atraso cambiario fue el germen del cepo, cuyas regulaciones alcanzaron a los argentinos que querían viajar al exterior, tentados por la “apreciación” del peso respecto a otras monedas.

Finalmente, la tercera etapa de una “Argentina cara” o un “Brasil barato” la encontramos en la actualidad. Si miramos el índice del Banco Central, la relación actual con Brasil es casi idéntica a la de noviembre del 2015

Pero entre ambos escenarios hay una importante diferencia: la brecha. En el 2015, la brecha del 40% no desalentaba el turismo de brasileros en Argentina. El brasilero vendía su moneda por el tipo de cambio paralelo (bastante más alto) y entonces podía sentir que Argentina era “barata”. El mismo escenario ocurrió en el 2023. Más exacerbado incluso. El brasilero canjeaba sus reales por el peso argentino pulverizado en los paralelos y podía caminar por Puerto Madero como un jeque árabe. 

Ahora la falta de competitividad con Brasil se da tanto en la cotización oficial como en los paralelos. Esa es una novedad. Encima, el país vecino acentuó la devaluación del real (no tanto como en el 98). Por eso el actual escenario se parece un poco más al de fines de la década del 90. 

Javier Milei tomó nota de esta situación y reconoció en los últimos días que la baja de los dólares puede traer serias complicaciones a empresas argentinas, fundamentalmente de las que compiten contra importaciones. 

Por lo pronto, existirían dos formas clásicas de “solucionar” este encarecimiento respecto a Brasil. La primera sería devaluar. En términos técnicos: que suba el tipo de cambio real. Esto significa que la devaluación no sea inmediatamente seguida por la inflación. Si devaluas 15% y te sigue una inflación de 15% no sirve de nada. Estás como al comienzo. 

La segunda opción sería “deflacionar” la economía argentina. En otras palabras: que bajen los precios internos en pesos. El problema es que un esquema así iría de la mano de una dura recesión, salvo que haya un salto extraordinario de la productividad argentina, superior al de la década del 90, que no parecería ser el caso. 

Por lo pronto, en el corto plazo, no creo que los brasileros tengan muchas ganas de romper los billetes argentinos.