Maxi y Paula dan su vida por los animales. Él tiene 35, ella 45. Son una pareja súper mascotera: “Por ahí estamos un poco locos pero es una locura muy positiva por los animales. Para nosotros es muy difícil dejar a un animal en apuros”, señala Paula a LAPLATA1.com.
En las redes sociales se puede ver el increíble trabajo que hacen rescatando animales que necesitan auxilio. Maxi es maquinista del Tren Roca y se ha transformado en un verdadero referente en este tema: muchos pasajeros ya conocen el amor que tiene por los perros y cuenta con un ojo clínico para no impactar sobre ellos en las vías.
“Mi pareja y yo rescatamos animales de forma independiente, los recuperamos y los reinsertamos en familias. No somos ONG, ni refugio. Tenemos más de 100 animales a cargo. La mayoría los pensionamos de forma privada de nuestro bolsillo”, explica Paula.

“Maxi es maquinista de tren y rescata lamentablemente a diario animales atropellados, mutilados y en mal estado en las vías. Pero ya no podemos seguir abarcando sin ayuda. Pagamos veterinaria, guarderías, remedios, comida, rehabilitaciones, cirugías, insumos”, enumera.
Por otro lado, Paula recuerda: “Hace 10 años arrancamos. Él es maquinista del Roca y por su gran corazón y empatía no puede seguir adelante y para la formación si se cruza con un animalito. Tiene prohibido descender pero nadie puede obligarlo a pisar al perro”.
En muchas ocasiones ha recibido el aplauso de los propios pasajeros por su incansable labor. Si es necesario, Maxi les da su comida a los cachorros. A veces los carga y llama a Paula para que los pase a buscar en alguna estación: “Estamos comunicados las 24 horas del día”.
“Yo empecé a rescatar en el 2014 cuando adopté a mi primera perrita en un departamento en Palermo. Después sumé a otro perrito rescatado para que ella tenga compañía. Ahí me interioricé del tema del rescatismo. Con cariño y amor funcionó. Siempre amé los perros, al igual que mi papá que siempre me inculcó el cariño por los animales”, señala Paula, que hoy es una proteccionista “multizonal” de Capital Federal y el Conurbano.

“Maxi viene de familia de ferroviarios y comenzó a trabajar de muy jovencito. No me imagino estar en su situación. Él va a una velocidad donde puede frenar y va muy atento a los animales. Se le agudizó mucho la vista. Tiene un ojo clínico para ver a los animales en la autopista, en la calle, en las vías”, subraya.
El ramal de Bosques, según cuenta Paula, es uno de los peores en cuanto al abandono y cantidad de animales: “Muy triste”.
Para Maxi, el laburo de maquinista es extremadamente estresante. En cualquier momento puede aparecer algún perro que se cruce.
“Él vive estresado, con dolores estomacales y de cabeza por los nervios. Creo que es algo a lo que uno nunca se acostumbra porque es muy fuerte. Pero lo lleva lo mejor que puede sabiendo que hacemos todo lo que está a nuestro alcance. No hay otros conductores que se involucren”, revela.

“Desde ya que hay muchos que mueren a la sombra sin ser vistos por nadie o llegamos tarde. Sinceramente lo dejamos todo. Nos privamos de comprarnos cosas. No vamos de vacaciones y siempre postergamos cuestiones personales. Es un acto de total entrega y también nos cansamos, desde ya. Somos humanos. Pero es muy difícil no brindar ayuda a seres tan vulnerables”, completa Paula.
Para ayudarlos hay que contactarse al 11 6281 5588.





