El oficialismo terminó una semana a pura euforia por distintos datos económicos que se fueron conociendo por parte del INDEC.
Dos de ellos fueron al cierre de la semana. En primer lugar, la actividad económica en octubre creció 0,6% respecto a septiembre, que a su vez fue corregido al alza respecto a agosto. Es decir, septiembre finalmente fue un poco mejor de lo estimado hace 30 días.
Posiblemente la economía caiga menos de 3% este año. Es decir, una recesión más leve que el 2018 o 2019 de Mauricio Macri. Ojo: una caída muy heterogénea. El Agro y Minería en estado de gracia, y la construcción con un desplome de dos dígitos.
El otro dato que entusiasmó al Gobierno fue el índice de salarios de octubre, que marcó una suba de 4,6%, bastante por encima de la inflación de ese mes (2,7%). De esta manera, el poder adquisitivo encadena siete meses de recuperación tras el brutal desplome entre agosto del 2023 y marzo del 2024, en pleno auge de la inflación.
Sin embargo, la estimación que trajo más revuelo fue la derivada de la Encuesta Permanente de Hogares que efectúa el INDEC. A partir de esa información se pueden hacer proyecciones sobre el dato de pobreza e indigencia.
Para el tercer trimestre, la pobreza habría descendido al 38,5%. Es el número aproximado al que arribaron el Gobierno, la UCA y econometristas respetados como Leopoldo Tornarolli (UNLP) y Martin Rozada (Di Tella). Por una cuestión de cómo se computan los ingresos, es posible que la estimación para el cuarto trimestre dé algo más alto: una pobreza más cercana al 40%. De cualquier forma, implicaría un número menor al del cierre del 2023, cuando la pobreza era del 41,7%.
Un elemento que puede explicar la caída de la pobreza es la evolución de la Canasta Básica Total, también llamada "la inflación de los pobres". Es un dato que publica el INDEC el mismo día que la inflación general y por eso a veces pasa más desapercibida.
Así fue la "inflación de los pobres" en los últimos meses: 1,5% en noviembre, 2,3% en octubre, 2,6% en septiembre, 4,4% en agosto, 3,1% en julio, y 2,6% en junio. Viene corriendo por debajo de la inflación general, que a su vez también viene descendiendo.
¿Se podrá mantener esta tendencia a la baja de la pobreza? Da la impresión que este primer impulso descendente estuvo muy influenciado por la baja inflacionaria. A partir de ahora ese motor no podrá contribuir tanto. Estará más estable. La clave, entonces, pasará por la actividad económica y cómo esa performance se traducirá en mayores ingresos para los trabajadores.
