

Algunas voces del peronismo toman nota de lo sucedido en el 2023 y quieren impedir que la ola violeta se consolide en territorio bonaerense.
“Tenemos que impedir que los concejos deliberantes y la Legislatura sea invadida por quienes piensan que el Estado no tiene que existir”, aseguró Axel Kicillof en la última semana.
La preocupación no es solo del oficialismo bonaerense sino del PRO, que teme una filtración aguda de sus dirigentes locales hacia las filas de La Libertad Avanza.
Lo de Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, fue lo más visible pero el miedo es que se expanda en muchos municipios. Si el PRO no define una estrategia que pueda vislumbrarse tentadora a futuro, muchos dirigentes podrían jugar a “ganador” y sumarse a las fuerzas del cielo, sobre todo si crece la polarización entre libertarios y peronistas y el partido amarillo queda eclipsado.
El PRO todavía cuenta con un cierto margen. Ese margen se lo da la desorganización y atomización de los subgrupos dentro de La Libertad Avanza. Sebastián Pareja está tratando de acomodar ese rompecabezas pero es una tarea ardua y en cada distrito hay realidades diferentes.
Lo cierto es que todavía La Libertad Avanza no tiene un peso tan fuerte en los concejos deliberantes locales. Incluso con una buena elección en el 2025 difícilmente cuente con mayoría propia en alguna ciudad.
Veamos el caso de Bahía Blanca. Allí los libertarios tienen un peso significativo: son 6 concejales. El pequeño detalle es que están totalmente divididos. Hay dos grupos que se acusan mutuamente de ser cómplices del kirchnerismo. Escándalo total con golpes bajos, chicanas y carpetazos en las redes sociales. El peronismo bahiense festeja.
En la mayoría de los distritos los libertadores solo suman dos o tres concejales. Así de hecho ocurre en La Plata, donde los dos concejales llegaron de la mano de Carolina Píparo. En La Matanza hay tres concejales libertarios pero están en dos bloques diferentes. La fragmentación avanza.
El partido violeta podría crecer si algunos concejales del PRO se cambian de casaca. Engrosar las filas sin necesidad de recurrir a los votos, sino al “mercado de pases” de la política. Un fantasma que preocupa a Mauricio Macri.