

Tras la derrota del 2023, el peronismo procesa cuál es la mejor manera de enfrentar a Javier Milei.
“Tiene que haber un armado político que sea lo más amplio posible, y están convocados todos los sectores que comulguen con los principios del campo popular”, expresó recientemente Carlos Bianco, Ministro de Gobierno bonaerense y mano derecha de Axel Kicillof.
El propio gobernador ya había advertido en agosto la necesidad de construir una propuesta opositora amplia. Incluso había revelado que imaginaba en ese armado a radicales y otros sectores políticos.
Juan Grabois fue aún más allá. Propuso una gran coalición opositora para este 2025 que incluya a Martín Lousteau, Margarita Stolbizer y Elisa Carrió. “El que pierde acompaña”, sostuvo el dirigente social sobre su audaz idea.
Desde el espacio de Guillermo Moreno salieron a burlarse de esa propuesta y la tildaron de un “Cambiemos bis”. El ex Secretario de Comercio piensa la reconstrucción opositora en las antípodas de esta noción: no se necesita ampliar sino volver a las “fuentes” del peronismo. Más peronismo, menos coalición.
Hay un antecedente que une la noción de amplitud kicillofista con Cristina Kirchner: el experimento de Unidad Ciudadana del 2017. Allí la ex presidenta prescindió del PJ y llamó a convocar a “los sectores golpeados por el macrismo”. Menos bombo y sello partidario, y más sociedad civil.
Algo de eso también hubo en el 2015 pero del lado de Mauricio Macri. Tras las PASO donde derrotó a Elisa Carrió y Ernesto Sanz, el ex alcalde porteño necesitaba despersonalizar la elección, y que su apellido no pese tanto. Ser más “Cambiemos” y menos “Macrismo” con el objetivo de captar votos progresistas e independientes.
También el peronismo debe repensar un discurso federal. Javier Milei los sorprendió en agosto del 2023 con triunfos en provincias históricamente inexpugnables para el PJ. Algo se rompió ahí. Conformarse con buenas elecciones en el Conurbano bonaerense suena a poco.