
Desde que desembarcó en el fútbol argentino, el empresario estadounidense, principal aliado de Juan Sebastián Verón en la transformación que intenta dar, está en boca de todos. Es que el magnate y su grupo han realizado las principales operaciones y gestiones en esta ventana, y han sido duramente cuestionados por situaciones que no terminaron resolviéndose.
Una de ellas claramente fue la novela de Valentín Gómez, quien tras estar varios días varado en Italia, esperando que se resuelva su pase al Udinese, ayer volvió a jugar en el convulsionado Vélez y no tuvo piedad con Gillett. "Es verdad lo que se dijo, que estuve entrenando en una plaza, pero eso es culpa de la comisión directiva del club, aunque el primer responsable es Foster", disparó el marcador central.
SINCERIDAD TOTAL: ATENCIÓN AL DESAHOGO DE VALENTÍN GÓMEZ EN VÉLEZ...
— SportsCenter (@SC_ESPN) March 8, 2025
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El juvenil, figura del último Vélez campeón", admitió que ayer en la victoria frente a San Martín de San Juan "no estaba al 100 para jugar" y que aceptó cuando "Marcelo (Bravo) preguntó si estaba listo". "Le dije que lo iba a intentar desde donde podía", aclaró en ese sentido. El zaguero de apenas 21 años no tenía actividad desde que finalizó el campeonato anterior, cuando se consagró el equipo de Gustavo Quinteros.
Las mayores críticas igualmente fueron para la dirigencia del "Fortín", que al margen del accionar de Gillett, tampoco se comportó de buena manera. "No les costaba nada mandarme un permiso para entrenar a contraturno. Me tuvieron 10 días llorando en una habitación. Estoy con bronca porque somos nosotros los que damos la cara y los responsables del mal momento que vivimos", denunció.
Sin dudas que Gómez es palabra autorizada para definir lo que han sido hasta ahora los movimientos del estadounidense, ya que la operación frustrada al Udinese constituyó una de las principales decepciones en este mercado. El jugador fue víctima de la eterna promesa de pago que nunca llegó y por ello la entidad italiana terminó desistiendo de contratarlo.