Gustavo es de La Plata y lleva más de 30 años poniéndole música a la movida nocturna.
En diálogo con LAPLATA1.com, cuenta que este amor comenzó a fines de la década del 80: “En la primaria nos juntábamos en la casa de un amigo y su hermano pasaba música adentro de la pieza con casette y disco. A mí me fascinaba ver eso. Me quedaba al lado de ellos viendo cómo hacían”.
“Yo veía como enganchaba, y le pedía que me enseñara”, recuerda todavía con fascinación. Las batallas de los DJs del programa Jugate conmigo, en el inicio de la década del 90, lo convencieron totalmente. Ese era su destino.

“Empezó como un hobbie. La parte de profesional nunca lo pensás. Vas haciendo lo que te gusta, como jugar un partido los sábados. Era ir a los cumpleaños de los amigos de mi barrio, y después jodía a mis viejos para que me compren los equipos”, señala.
Así fue que habló con un amigo para avanzar más seriamente en el tema. Formar una suerte de sociedad para romperla en las noches de la ciudad. Su compinche armó las luces y ya estaban listos para salir a la cancha. Eso sí: la primera fiesta paga fue un verdadero dolor de cabeza. Terminó de la mejor manera pero aún recuerda los nervios del arranque.
“La primera fiesta que nos pagaron fue terrible. Teníamos unos nervios tremendos, una descompostura que no te das una idea. Me acuerdo clarito que fue en el salón que estaba en 63 entre 7 y 8. Hasta que de a poco te vas soltando, ganas tranquilidad, y la gente respondió de buena manera. Gustó la forma que tuvimos de llevar la fiesta”, explica.
“Lo lindo es el reconocimiento de la gente, cuando te saludan, te felicitan, te dicen que la pasaron bien. En realidad se trata de eso: que ellos se diviertan, que la pista esté llena y respondan las canciones que vas pasando”, agrega Gustavo.

Con su amigo comenzaron cuando tenían 16 años. Eso les jugó un poco en contra. No los tomaban tan en serio: “Algunos nos veían que éramos pibes y no nos pagaban o nos pagaban la mitad. ‘Después te pago’, nos decían. Se abusaban de eso porque éramos chicos. Pero el camino fue muy lindo”.
“El clima actual está bueno y ayuda mucho la tecnología. Cuando yo empecé lo hacía con casette y disco. Recién estaban saliendo los CD. El primero que tuve fue uno de Los Pericos que me lo regaló mi viejo. Era otra cosa. Antes no disfrutaba tanto. Estabas al palo y ahora con la computadora es sencillo. También ahora tenés más herramientas para tocarle el nervio de la gente”, completa Gustavo, que la sigue rompiendo en la noche platense.




